El 10 de enero de 1994, once policías de la ex Brigada de Investigaciones de Lanús de la Policía Bonaerense acribillaron con más de 300 disparos a cuatro personas en el marco de un injustificadito operativo en Wilde, Avellaneda. La masacre fue un caso emblemático de gatillo fácil. Veinticinco años después, los familiares esperan que la causa se eleve a juicio oral y se sepa la verdad de lo que sucedió ese día.
El sangriento operativo estuvo a cargo del comisario Juan José Ribelli - detenido, procesado y luego absuelto por el atentado a la AMIA-.
Ese 10 de enero, un remís que manejaba Norberto Corbo y que transportaba a Claudio Mendoza y Héctor Bielsa fue baleado junto a otro vehículo que era conducido por Claudio Díaz (único sobreviviente) y que llevaba al vendedor de libros Edgardo Cicutín. Los cuatro hombres murieron en el acto por la lluvia de balas que efectuó el grupo de efectivos, quienes se escudaron en que perseguían a supuestos delincuentes que iban en dos autos, huyendo de un presunto robo a una sucursal del Banco Galicia. Luego dijeron que los sospechosos transportaban cinco kilos de cocaína.
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Lo cierto es que nunca pudieron justificar el operativo y la causa nunca llegó a un juicio oral y público. Hubo en un momento una elevación a juicio oral para ocho policías, acusados de ser los autores materiales de los cuatro homicidios: Roberto Mantel, Osvaldo Lorenzón, Eduardo Gómez, Pablo Dudek, Marcelo Valenga, Marciano González, Julio Gatto y Hugo Reyes. Todos fueron absueltos. Otros dos, César Córdoba y Carlos Saladino, fallecieron en estos años. Marcos Ariel Rodríguez, que estaba prófugo, fue capturado en noviembre de 2014 en la ciudad cordobesa de La Falda.
A pesar de que hay un fallo categórico de la Suprema Corte de Justicia Provincial que ordena que el juicio debe hacerse, de que hay fallos tanto del Tribunal de Casación Penal provincial y de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de Lomas de Zamora en los que les han rechazado a los abogados defensores los planteos de nulidad y proscripción, todavía no hay una fecha. La estrategia de la defensa a cargo de la abogada Liliana Martínez apunta a dilatar lo que más se pueda el proceso, mientras tanto, en estos 25 años, dos de los acusados fallecieron y los otros siguen sumando años.
Por la cantidad de apelaciones presentadas por la letrada, el Tribunal le aplicó una sanción, ella apeló, la Cámara la mantuvo en el cargo bajo la condición de que de manera preventorio ofrezca pruebas pero eso no sucedió. Al no cumplir con la orden, Martínez tendría que ser apartada y eso generaría otro retraso, ya que, la parte acusada tendría que buscar otros defensores.
“Esperamos que en el 2019 se dé el juicio porque hace tres años que estamos esperando esto y los abogados defensores están colocando apelaciones a las cuales hay que darles lugar y por eso se dilata tanto. No hay un límite y se sigue dilatando la cosa. La verdad es que se agarran de cualquier mosca que vuelen para apelar”, criticó Raquel Gazzanego, viuda de Cicutín, en diálogo con El Destape.
En 2013, la causa se reactivó por parte del juez de Garantías 8 de Lomas, Gabriel Vitale y elevó la causa a juicio oral. Desde entonces, se espera que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 lomense, a cargo de Marcelo Hugo Dellature y Jorge Omar Camino, convoquen a la audiencia preliminar que fije la fecha.
Para Raquel existe “voluntad” por parte del Tribunal ya que “han pedido el apartamiento de la abogada defensora, Liliana Martínez, que está colocando apelación a cada rato” y confió en que “hay intención de llegar” al proceso.
“No hay un justificativo para la masacre que sucedió en Wilde. No se llegó a comprobar de que los pasajeros que iban en el Peugeot 505 efectivamente tuvieran algún grado de culpabilidad, como así también se comprobó que Edgardo estaba ahí vendiendo libros y no tenía ninguna actitud sospechosa”, advirtió la mujer y recordó que “hasta el comisario que estaba a cargo de la reconstrucción pidió disculpas por los efectivos involucrados y por el terrible error que habían cometido”.
En estos 25 años, la esperanza se desgasta en cada aniversario y para Raquel “la Justicia es demasiado lenta” y el balance no puede ser positivo ya que en estos años “han muerto dos efectivos que estaban involucrados y dos persona que perseguían una justicia justa como es la madre de Edgardo y el padre de Corbo, que han muerto sin llegar a conocer que es lo que la justicia puede llegar a determinar sobre lo que pasó ese día”.
“Mis hijos que en ese momento tenían 8 años y 8 meses, siguen esperando saber qué le pasó al padre, por qué lo mataron como lo mataron, qué fue lo que sucedió en Wilde con los 11 policías y los otros dos autos que generó este terrible error que la misma policía dice que sucedió. Son ellos los que no quieren explicar lo que pasó”, arremetió.
Para la viuda de Cicutín, este año puede ser el año que pongan la fecha para el juicio y así “se pueda saber la verdad". El caso llegó hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que expresó su preocupación por la demora del juicio oral.
El único sobreviviente
“Lamentablemente no creo en las autoridades del país, menos en las instituciones y en la política”, se sinceró Claudio Díaz, único sobreviviente de la masacre de Wilde en diálogo con este medio y agregó que “jamás va a llegar algo porque desde un principio hubo intereses creados y los sigue habiendo. No creo que vaya a haber justicia”.
Estos 25 años ratificaron la inacción del Poder Judicial cuando se trata de juzgar casos de gatillo fácil en donde la fuerza policial queda bajo la lupa. Una vez más, parece pesar más los contactos o el peso que siguen teniendo aquellos efectivos que en los ’90 dispararon más de 300 veces con total impunidad en plena Avenida Mitre que el reclamo de los familiares de cuatro hombres que quieren saber qué pasó esa tarde de verano.
“Si no se pudo lograr nada en 25 años ¿quién me dice a mí que después se pueda llegar a algo? No tengo esa fe, ojalá la tuviera pero no la tengo. Es horrible. No creo en la Justicia”, manifestó Díaz.
Y sentenció: “A mí ese día me mataron como persona, a mi compañero lo mataron y yo también morí ese día”.