Omar Siddique Mateen, sindicado como el responsable de la masacre en un discoteca gay de Orlando, era un ciudadano estadounidense de 29 años que residía en Port Saint Lucie, una localidad costera a 200 kilómetros al sur de la localidad.
El nombre del asesino disparó la especulación desde el minuto uno sobre sus motivos. El sospechoso estaba en el radar del FBI. Según la ficha que la policía federal tenía de él, había sido investigado por "posibles conexiones terroristas" y simpatía hacia el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). El FBI llegó a entrevistarse con Siddique en 2013 y 2014, pero los interrogatorios no llegaron a información concluyente que justificara su vigilancia.
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El padre de Mateen, Mir Siddique, fue contactado por NBC y aseguró que su hijo estaba motivado por el odio a la comunidad homosexual y no por cuestiones religiosas. "Esto no tiene nada que ver con la religión", dijo el padre. Relató que Omar recientemente mostró su desagrado al ver a una pareja gay abrazada en el centro de Miami y, en su opinión, eso podría ser el origen de la matanza.