María Elena Walsh (1930-2011) cumpliría 90 años y la cultura argentina recuerda a la poetisa, intelectual, escritora y feminista que revolucionó la literatura infantil y juvenil, con sus canciones y personajes entrañables. Los más grandes pudieron disfrutar su faceta de folclorista y poeta, su lenguaje audaz y sensible que no pierde la vigencia generación tras generación. "La tortuga Manuelita", "El mundo del revés", "Dailan Kifki" y "La reina batata" son algunos de los personajes y libros que-atravesados por la prosa poética- conquistó a todos.
Hija de un padre de ascendencia inglesa e irlandesa y una madre, criolla y andaluza, la poeta nació el 1º de febrero de 1930 en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, y creció bajo la presión del rigor escolar en plena década infame pero, puertas hacia dentro, en un hogar que creía en valores de libertad.
A los 14 años empezó a publicar poemas en La Nación, Anales de Buenos Aires o en Sur bajo la dirección de Victoria Ocampo, con quien entabló una amistad, tal como repone el libro "En la casa de Doña Disparate" que reúne correspondencia y artículos que publicó en Sur, acentuando sus diferencias con la casta política de escritores que también escribían allí.
Su primer libro de poesía, "Otoño imperdonable" (1947), obtuvo el segundo premio municipal de poesía y fue celebrado por figuras como Pablo Neruda y Juan Ramón Jiménez, quien la invitó a pasar una temporada en Maryland, Estados Unidos. Tres años después, de regreso en Buenos Aires, lanzó "Baladas con Ángel". La autora no solo es reconocida por esta faceta cuenta Gabriela Massuh, en un testimonio para la agencia Télam. "María Elena Walsh transitó los clubes nocturnos de París cuando se fusionó con Leda Valladares en un dúo pionero que las hizo recorrer Europa rescatando música tradicional del norte argentino, la fascinaba y la hacía infinitamente feliz. Ella decía que uno de los momentos mas felices de su vida fue cuando se subió al Maipo con vedettes", relató.
Gracias al impulso de la directora de televisión María Herminia Avellaneda, María Elena incursionó en la escritura de guiones para distintos formatos, entre los que se destaca la creación del “varieté” para niños, con dos espectáculos de un éxito inédito hasta el momento: Canciones para mirar, de 1962, y Doña Disparate y Bambuco, de 1963. Ese suceso le abrió las puertas de las compañías discográficas, para las que grabó sus primeros discos como solista: Canciones para mirar, Canciones para mí, El país del Nomeacuerdo y Villancicos. A partir de mediados de la década de 1960 comenzó a escribir y publicar libros que serían desde entonces clásicos de la infancia, presentes en miles de hogares argentinos: Zoo loco, Dailan Kifki, Cuentopos de Gulubú, Versos para cebollitas y Chaucha y Palito, entre muchos otros.
Con la restauración de la democracia en 1983, y tras la superación de un cáncer, María Elena participó de proyectos políticos y culturales y creó el ciclo televisivo La cigarra (junto a Susana Rinaldi y María Herminia Avellaneda). Abanderada y pionera de las luchas feministas, sentó varias veces a lo largo de su vida una posición clara en favor de la igualdad de derechos, de la que muchos de sus textos periodísticos y literarios dan testimonio.
Plazas, institutos, escuelas y placas llevan su nombre, de un valor incalculable para la cultura argentina. María Elena Walsh falleció en Buenos Aires el 10 de enero de 2011. El viernes, en el marco de la apertura del CCK, se le rindió homenaje con un repertorio por sus canciones clásicas para adultos, como “Réquiem de madre”, “Sábana y mantel”, “Como la cigarra”, “El viejo varieté”, “Los ejecutivos” y “Canción del caminante”, entre otras.