En medio de pujas internas por imponer nombres en el gabinete, el especialista en criminología y hombre clave del área Seguridad durante las gestiones kirchneristas, Marcelo Saín, suena fuerte para ocupar un lugar en el gabinete de Omar Perotti luego del 10 de diciembre en Santa Fe.
El actual director del Organismo de Investigaciones provincial fue protagonista esta semana de una trascendente aparición con claros mensajes políticos, en lo que puede leerse (aunque algunos lo desmientan) como una suerte de reacomodamiento para despegarse de la gestión socialista y ubicarse como candidato a ocupar cargos con Perotti, o tal vez en algún lugar de un eventual gobierno de Alberto Fernández, quien se dice que lo recomendó para la cartera de Seguridad santafesina.
Saín –que habla poco con los medios- salió a advertir que no tiene recursos para realizar las tareas que le encomendaron en el OI, la “policía judicial” santafesina, a pesar de las promesas que le hicieron al asumir hacer un año. La movida fue apuntada directamente contra Miguel Lifschitz, ya que el ex director de la Escuela de Inteligencia rescató la predisposición del ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro (quien lo contrató como asesor hace algunos años) y el fiscal general Jorge Baclini (figura pivotal del gobierno en la Justicia y actual jefe del MPA).
También jugó fuerte contra el macrismo y lanzó dardos a la ministra Patricia Bullrich, en medio de una polémica por el ataque a tiros contra un jefe de la Policía Federal que intentaron instalar como atentado y parecería tener más que ver con disputas internas de la fuerza vinculadas al delito.
Desde el peronismo, sin embargo, desmintieron que la jugada tenga un condimento especulativo: "Marcelo habla con nosotros, pero está mucho más allá de eso", confió un dirigente con el que mantiene un fluido diálogo. "Todavía no hay un ofrecimiento concreto. Se lo nombra como posible funcionario en un gobierno de Omar o de Alberto. Pero más que el nombre propio, puede ser alguien de esa línea", deslizó la fuente.
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En los últimos años, y en especial desde la emergencia del narcotráfico y la violencia urbana como fenómenos con fuerte presencia territorial, Saín se convirtió en un reconocido especialista en seguridad del país, desde una perspectiva pública y democrática. Hombre proveniente de la apuesta transversal del kirchnerismo, aunque crítico de algunas de sus políticas, formó parte de la gestión de León Arslanián que llevó a cabo una importante reforma policial en la provincia de Buenos Aires, domando nada más y nada menos que a la “Maldita Policía”.
A pedido de Néstor Kirchner, Saín fue también el artífice y luego titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, única fuerza de seguridad federal creada en democracia. Luego se desempeñó como diputado bonaerense por Nuevo Encuentro, y hasta diciembre de 2015 dirigió la escuela nacional de espías. En 2016 recaló en la provincia de Santa Fe como asesor en Seguridad.
Finalmente, a instancias del Ejecutivo encabezado por Lifschitz, concursó y ganó hace un año la jefatura del Organismo de Investigaciones, dependiente del Ministerio Público de la Acusación. Esta semana salió a denunciar que está trabajando sin presupuesto ni recursos suficientes para investigar organizaciones criminales. Incluso amenazó con dar un paso al costado, aún cuando le quedan 5 años de mandato en su puesto.
“Esto tiene que ver con que hay un descontento dentro de la estructura porque la precariedad con la que se trabaja impide que pueda cumplir con su función” comentó el concejal del Movimiento Evita Eduardo Toniolli, quien redactó como diputado provincial la ley de creación del organismo que luego el socialismo aplicaría con algunos cambios que torcerían su espíritu.
“En una provincia atravesada por el crecimiento de la violencia, que obedece en gran parte a responsabilidad de estructuras delictivas complejas, no están las condiciones para investigarlas y perseguirlas judicialmente”, explicó el titular del PJ rosarino. De hecho, fuentes de la Legislatura confiaron que el PJ trabaja ahora sobre una modificación de la Ley Orgánica del OI para devolverle los objetivos que se habían planificado cuando Toniolli presentó el proyecto.
Disputas
Si bien las operaciones para instalar nombres son moneda corriente durante estos días, en medio de un fuerte hermetismo del próximo gobernador sobre la composición de su futuro gabinete, el nombre de Saín suena en el Ministerio de Seguridad, talón de aquiles de la gestión socialista y quizás la razón principal por la que perdió las elecciones ante el peronismo, en una provincia en la que el narcotráfico creció en gran magnitud de la mano de disputas callejeras a los tiros y crímenes de alto impacto público.
Incluso trascendió que el mismo Alberto Fernández –tienen una relación cercana- fue el que le dijo a Omar Perotti que le gustaba el ex jefe de la PSA en ese puesto, aunque su perfil ideológico no cuadra (al menos desde lo discursivo) con la campaña basada en "la Paz y el Orden" que llevó adelante el rafaelino. "Fue un slogan duro, pero está vinculado a vivir una vida sin violencia", dijo un hombre de confianza del ex intendente de Rafaela.
Sin embargo, cerca de Perotti dicen que los más enojados son algunos referentes del ala más dura del PJ, como los senadores provinciales. "Parece que tienen miedo de alguna información que tenga sobre ellos", deslizó un dirigente con llegada a la mesa chica de la próxima gestión. La acotación de uno de los laderos del gobernador electo fue picaresca: "A mí no me gusta, pero viendo quiénes son los que se oponen, me dan ganas de ponerlo de ministro".
Los resquemores que generan su figura tienen que ver seguramente con un ideario basado en la premisa de que no hay cambios en la policía si la política no mete mano, que se da bruces con el perfil más tradicional, y hasta punitivista, que pretende el grupo comandado por el senador Armando Traferri.
Su designación equivaldría a una clara decisión de ejercer la función de fiscalizador civil de las tareas y comportamientos policiales, en la búsqueda por retomar un liderazgo político ante una institución que en Santa Fe viene mostrando hace años ribetes de desborde. Y esta decisión de un perfil más progresista ya está generando cortocircuitos en un peronismo unido que tiene representantes de un amplio abanico ideológico.
*Nicolás Maggi es corresponsal de El Destape en Santa Fe.