De un lado las quejas de los comerciantes. Del otro, el reclamo de los vendedores ambulantes para ser incorporados al sistema. En el medio, la falta de respuestas para una batalla que se libra en diferentes barrios de la ciudad.
Según estimaciones de la Cámara Argentina de Comercio, sólo en la ciudad de Buenos Aires hay 2871 puestos de venta callejera. El principal rubro está cubierto por la venta de ropa y calzado (44, 2 %). Lo siguen óptica, relojería y joyería (14 %), alimentos y bebidas (11, 9 %), artículos del hogar (8.4 %), juguetes (7.8 %) y otros (13, 7 %).
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"Es evidente que la venta clandestina tiene una complicidad política si no no se explica que continúe así", denunció a El Destape el titular de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Osvaldo Cornide.
Su posición contrasta con la de Oscar Silva, titular del Sindicato de Vendedores Ambulantes (SIVARA) que se organizó gremialmente y busca regularizar la actividad del sector. En su opinión a CAME "le interesa que siga la anarquía, que siga el desorden permanente que le justifica una serie de pautas de negociación en detrimento de los trabajadores".
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