Desde los resultados finales de la autopsia a los restos de Santiago Maldonado, se buscó instalar que por el simple hecho de tratarse de una asfixia por sumersión, no implica el involucramiento de terceros. Incluso un periodista del grupo Clarín le echó la culpa al artesano de su propia muerte.
La realidad es que existen tres casos que son antecedentes similares, en los que los sujetos fallecieron a causa del ahogamiento pero que, sin embargo, se pudo probar que se trataban de homicidios.
El siglo pasado, el 1 de diciembre de 1994, dos jóvenes de aparecieron sin vida en una pileta del conocido boliche Sunset, en el barrio bonaerense de Vicente López. Se trataba de Marcos Rodríguez y Bruno Sueyro, de 18 y 21 años, que habían asistido al festejo de egresados del colegio Santa María de Nazareth.
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Primero se sospechó que ambos murieron ahogados producto de la ingesta de alcohol y drogas a la hora de meterse a la pileta, inhabilitada para la fiesta. Más tarde se probaría que no habían ingerido nada, en adición a que eran buenos nadadores.
La justicia investigó el caso como homicidio y trato de probar que las muertes hubieran sido producto de un hundimiento intencionado de la cabeza de los jóvenes en el agua, mientras eran sostenidos desde las piernas. El fiscal jamas pudo determinar quiénes fueron entre las 700 personas que asistieron a la fiesta, ya que la pileta estaba en el jardín, donde no había nadie.
El otro caso es más conocido: Ezequiel Demonty, ahogado en 2002. El adolescente vivía en una zona lindera al Riachuelo y fue detenido junto a dos amigos, Claudio Maciel y Julio Paz, según la Policía, por robar una bicicleta. Los efectivos les obligaron a cruzar el río nadando, pese a que no sabía: “Ahora vas a aprender”, les respondieron amenazándolos a punta de pistola.
La autopsia al cuerpo de Ezequiel, determinó que, al igual que Santiago Maldonado, murió por asfixia por inmersión. Los efectivos que participaron fueron imputados por homicidio y condenados a prisión perpetua en 2004, gracias a la confesión de un integrante de la fuerza y el testimonio de sus amigos, que se salvaron por saber nadar.