El objetivo de Mauricio Macri es dejarle un país incendiado a Alberto Fernández para que el enorme poder que logró a fuerza de votos y apoyos de todos los sectores se diluya en pocos meses. Esa meta entró en sintonía con las necesidades de los grandes grupos de inversión internacional que pensaron que era mejor estirar los plazos de cobro antes que tener que asentar en sus balances precios de default. Los precios de los bonos no se sostuvieron, pero el incendio está en marcha.
El martes 27 Luis Caputo le presentó directamente a Mauricio Macri un plan con un detalle de los papeles de corto plazo que tenía que “desperfilar” y un proyecto para renegociar el resto. Dos fuentes del mercado confirmaron a El Destape que Caputo le aseguró al Presidente que el plan había sido elaborado con los bancos de inversión J.P. Morgan, Templeton y BlackRock. “Así esto, si se pudre, le explota en las manos al próximo y no quedas mal vos con el mercado”, aseguran que lo aconsejó el ex jefe del Central.
El final de la película no llegó, por ahora los bancos siguen perdiendo y todo indica que Macri no llegará al 10 de diciembre. Pero el objetivo de dejarle una braza ardiente a Alberto se cumplió. Defaultear no era necesario y mucho menos los papeles en pesos, moneda que emite el Central. Pero Macri no quiere hasta ahora implementar un control de cambios, por eso prefiere no darle pesos al mercado.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El tema es que muchos de esos papeles estaban en manos de empresas que tienen que pagar sueldos. Así se rompe la cadena de pagos.
Otra dificultad adicional es que el Fondo de Garantía del Anses también fue empapelado con esos instrumentos financieros y ahora se verá afectado seriamente el sistema previsional.
Si Macri no instrumenta urgente un control de cambios y obliga al campo a liquidar la cosecha, el próximo paso será el derrumbe del sistema financiero.
El corralito puede estar a la vuelta de la esquina.
Así, en cuatro años, Cambiemos nos endeudó, la fugó y defaulteó.
El mejor equipo de los últimos cincuenta años es el primero que defaultea su propia deuda. Tomaron un país desendeudado y lo llevaron a la cesación de pagos.
La gente ya está sacando la plata de los bancos. En pocos días se fueron 3500 millones de dólares y 140 mil millones de pesos. Alguna entidades financieras ya están en peligro. Si se derrumba el sistema lo que viene puede ser similar a 2001: partimos de un nivel de pobreza superior al de entonces, los tiempos institucionales están jugando en contra y el Gobierno empeora la situación intencionalmente.
Hace 18 años terminamos con 57% de pobreza y 27% de desempleo. Era el país de los cartoneros y los pibes revolviendo la basura.
El modelo fue de concentración de la riqueza en pocas manos; esa plata concentrada se fugó. Para fugar hay que pedir los dólares prestados. Y como la concentración aguda rompió la economía no se puede pagar la deuda.
No fueron las PASO la razón de la crisis. La corrida comenzó en abril de 2018 cuando el precio del dólar se disparó un 100% en cuatro meses. En ese la período la crisis se cargó dos presidentes del Banco Central, se fueron 15 mil millones de dólares y caímos en el FMI. Era la época en que Macri nos dijo que nos enamoremos de Christine Lagarde. Cuando esto ocurrió no existía el Frente de Todos y Macri iba arriba en todas las encuestas.
La derecha llegó por los votos y se va por los votos. Mientras gobernaba como siempre, se erigió enfrente una fuerza de lucha, un muro político. Las batallas por la reforma previsional, el dos por uno, las huelgas y marchas por reclamos salariales y las marchas feministas fueron forjando una sólida coalición que hoy está lista para gobernar.
Cambiemos deja tierra arrasada y Alberto tendrá que asumir seguramente antes de tiempo. Pero cuenta con una masa crítica poderosa para imponer su voluntad y una gran experiencia en enfrentar crisis. Si logra una negociación razonable con el frente empresario, quizá esta vez se puedan evitar males mayores.