De cara a las elecciones de este año, el presidente Mauricio Macri deberá enfrentar un desafío que puede tener consecuencias letales para Cambiemos. La meta de lograr un déficit fiscal cero a fin de año, impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI), podría generar un costo social y político enorme, mientras que el incumplimiento con el organismo crediticio provocaría mayores condicionamientos en la economía argentina.
Hace algunos días, el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, anunció que el déficit fiscal primario del 2018 alcanzo el 2,4% del PBI. Para reducirlo a cero, el Gobierno apuesta a la cosecha agropecuaria, que se estima será récord. Sin embargo, hay muchos factores que pueden atentar contra el plan del Gobierno.
El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, Matías de Velazco, afirmó al portal El Día: “Hay que tener en cuenta que gran parte de la cosecha de la que se está hablando ni siquiera se sembró. El peligro de ésto es gastar lo que todavía no se tiene”.
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La bomba de las Leliq
Sumado a ese riesgo, una eventual devaluación podría alterar la liquidación por parte de los exportadores, como sucedió en 2016. Si a los inversionistas inmiscuidos en las licitaciones de Letras de Liquidez (Leliq), que treparía al billón de pesos en el primer trimestre, no les complace la tasa de interés que establezca el Gobierno, presionarán casi automáticamente sobre el tipo de cambio.
En diálogo con El Destape, el economista y exfuncionario del gobierno de Néstor Kirchner, Guillermo Nielsen, señaló: “El desarme de las Leliq es el desafío más importante. En el segundo trimestre se verá cómo se resuelve, ya que está pactado con el FMI el desarme para esas fechas y ahí se verá el resultado de esa decisión”.
Respecto al limbo económico en el que se encuentra Cambiemos, Nielsen aseguró que “el riesgo que puede tener el Gobierno, que no sabe gobernar, es que la recesión sea mayor a la esperada, por lo que se debería compensar con un préstamo la falta de recursos producto de la baja en la recaudación”.
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En el escenario de un dólar alto, la exportación debería el rojo fiscal, pero el traslado a precios dispararía la inflación, un efecto que podría influir directamente en las elecciones de octubre. Si, al contrario, el equipo económico mantiene una tasa de interés tan alta para los inversionistas, la tónica sería la misma: el aparato productivo de las Pymes podría colapsar por los costos siderales y la actividad no repuntaría en 2019, una de las claves para una hipotética reelección de Macri.
Por otra parte, la recaudación mostró caídas concretas. En este sentido, en línea con una recesión que se extenderá este año, mantendrá la evolución negativa en términos reales por varios meses, lo cual encierra un importante interrogante en la evolución de los recursos.
Los ingresos totales aumentarían en 0,6 puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI), de la mano de la ampliación de los derechos de exportación. Sin embargo, aún bajo este contexto relativamente positivo del lado de los ingresos, con la reducción en las erogaciones, la contracción sería la mayor desde el año 2002.
Así, incluso si en 2019 se lograran los objetivos planteados, probablemente serán necesarias reformas adicionales para alcanzar el superávit primario de la meta de 2020.
El presupuesto del ajuste
Por lo pronto, el Presupuesto 2019 ya mostró indicios sobre si el Gobierno se inclinará por el FMI o por los sectores más vulnerables. Por ejemplo, se recortará en un 50% la obra pública, lo destinado a las Universidades públicas caerá un 8,29%, las acciones de mejoramiento barrial un 98,08%, la construcción de viviendas sociales un 82,05%, la construcción y ampliación de jardines infantiles en un 74,46% y la provisión de equipamiento a centros de salud se verá reducida un 79%.
En esa línea, el diputado nacional Daniel Arroyo habló con El Destape y fue terminante sobre las expectativas en torno a la ambición de bajar el déficit a cero: “El recorte social es inviable, el Gobierno no lo podría sostener por la conflictividad social. Es probable que dibuje algunos números para alcanzar la meta”.
Además, Arroyo recalcó que “el objetivo del Fondo es que Cambiemos siga en el gobierno” para “ir por una reforma en el sistema jubilatorio que apunte a un esquema de capitalización, recorte en el personal estatal y un modelo educativo similar al chileno”.
Que el 2019 sea un año electoral, en el que el macrismo se juega todo, genera incertidumbre. El Gobierno parece haber calculado que, con cada porcentaje que la moneda se devalúa, cae la imagen presidencial y buscará mantener esta relativa “estabilidad”, aun con los mencionados costos sociales y económicos.
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