Luego de permanecer cinco años en un segundo plano de la política brasilera, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este fin de semana que ha decidido volver a tener una mayor participación para, entre otras cosas, defender a su sucesora y actual jefa de Estado, Dilma Rousseff.
La declaración del ex mandatario se asocia ineludiblemente con la afirmación que el viernes, en el sentido de que estaba evaluando volver a postularse en los comicios de 2018 para presidir Brasil.
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Lula, quien estuvo flanqueado por el ex presidente de Uruguay José Mujica, afirmó ante los asistentes a un seminario que permaneció "callado" en los últimos cinco años, desde que terminó su segundo mandato, y afirmó que ahora ha decidido "viajar, hablar y dar entrevistas" para defender la labor de Rousseff.
"Como tengo las espaldas anchas y ya recibí demasiado, veré si le dan un poco de sosiego a Dilma y me pegan a mí", dijo el fundador y líder del Partido de los Trabajadores (PT) en alusión a las críticas de la oposición hacia la presidenta.
Lula, quien presidió Brasil entre 2003 y 2010, sostuvo que "la derecha reaccionaria" le ha dado por "muerto" en varias ocasiones.
"Los adversarios todo el santo día dicen mi nombre. Aprendí una cosa, solo matas a un pájaro si se queda quieto, si se mueve no lo cazas. Yo volví a volar otra vez", dijo Lula y desató la ovación en un auditorio colmado de personas en São Bernardo do Campo, la ciudad satélite de San Pablo en la que inició su carrera sindical y política.
El ex mandatario aseguró que no se siente insustituible en la política brasileña, puesto que en "todo hombre que se siente imprescindible, está naciendo un dictador dentro de él", pero puntualizó que no es fácil crear nuevos líderes.
Lula aseguró que Brasil vive una "lucha de clases" que viene "de arriba abajo" y que responde a los "prejuicios" de la elite hacia los pobres y que se ha traducido en el "odio" y en un proceso de "criminalización" del PT, en alusión a los escándalos de corrupción de Petrobras y otros por el que están enjuiciados varios dirigentes.
En línea con su anunció de volver a los primeros planos, Lula da Silva defendió la reinstauración de la llamada Contribución Provisoria sobre los Movimientos Financieros (CPMF), un tributo conocido como impuesto al cheque, que ayudaría al gobierno a cerrar la brecha fiscal en el 2016, y opinó que nunca se debiera haber eliminado.
"No se si es verdad si (el ministro de Salud, Arthur Chioro) defendió la CPMF. Pero es verdad que no debería haber sido extinta", dijo Lula.
El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff considera recrear la CPMF, en medio de las dificultades financieras creadas por la caída de la recaudación en un contexto de debilidad económica.
Se calcula que la brecha fiscal a cubrir en el 2016 es de unos 130.000 millones de reales. La posibilidad de reinstaurar la CPMF despertó la oposición de empresarios y el Congreso.
La CPMF fue creada en 1997 por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso y derogada por el Poder Legislativo en el 2007.
El ministro de Salud, Arthur Chioro, defiende una alícuota de 0,38 por ciento, la última que rigió en la CPMF anulada ocho años atrás.
Por su parte Mujica, quien presidió Uruguay entre 2010 y marzo de 2015, avaló las palabras de su colega al señalar que en política "no hay hombres imprescindibles" sino "causas imprescindibles".
"Por grande que sea un dirigente, nunca será tan grande si no tiene una columna de gente atrás que le dan fuerza", manifestó el líder uruguayo, que integra el Frente Amplio-Encuentro Progresista.
Mujica recalcó la importancia de los partidos políticos, sin los cuales "no hay democracia", aunque advirtió que estas formaciones "también enferman" y "pueden correr el riesgo de convertirse en agencia de colocación de puestos".
"Hay que luchar por partidos republicanos, donde los dirigentes viven como la mayoría y no como la minoría", reiteró Mujica, que está en Brasil desde el pasado jueves para recoger un premio y para dar una serie de discursos.