Asistir a alguno de los espectáculos que brinda es, quizás, la experiencia más indescifrable de la escena musical actual. ¿Por qué? En Louta confluye el teatro, la música, la perfomance y la estética. Todo en un mismo espacio. Intimida. En este terreno Jaime James se siente bien, seguro. Hijo de Diqui James (creador de Fuerza Bruta e integrante de la histórica La organización negra) y Ana Frenkel (reconocida coreógrafa y directora teatral), Jaime James se define como un ser inquieto, al que le gusta estar continuamente creando. Y su irrupción en la escena musical revitalizo la manera de hacer música. Él parece que aún no ha caído en la cuenta. No se cree famoso ni influencer. Es Louta y punto.
- ¿Recordás la primera vez que te subiste a un escenario con Louta? ¿Qué sentiste?
Fue en el Centro Cultural Matienzo, en Almagro. Estaba pasado de rosca, me ahogué en la mitad del show, salté para todos lados, no regulé el aire para nada. Estaba muy excitado, contento y nervioso, todo al mismo tiempo.
- ¿Cómo componés?
Agarro la compu, tiro soniditos, empiezo a gritar cosas, y en ese quilombo empiezan a surgir canciones. Tengo que tener mucha paciencia. Siempre confío en que va a parecer algo.
- ¿Coco Shanel abre tu nuevo disco?
Estoy trabajando en nuevas canciones para un tercer disco, pero Coco Shanel no va a estar en él. Ese tema nació del juego, que creo que es esencial para el proceso creativo del artista. Lo hice para divertirme. Lo que puedo adelantarte es que va a ser igual de ecléctico que el anterior, con mucha pasión en cada tema.
- ¿Considerás que tu música forma parte de un proceso de transformación?
Si uno cree que su accionar en este mundo no es transformador es algo similar a estar muerto. Si uno no cree que es protagonista en cada lugar de acción, en cada instante, es una cagada. El desafío esta en ver hasta qué punto uno puede dotar de espíritu todas las cosas que hace. Que cada persona pueda sentirse orgullosa de su presencia en el mundo. Cuando yo pienso que sociedad me gustaría generar no imagino que seamos tres artistas bajando línea, y el resto de la gente embobada. Cada persona debe ser partícipe de la situación.
- En una nota declaraste que a los 18 años te sentías desesperanzado porque aún no habías encontrado el mundo de la música, ¿qué cosas le dirías a tu yo de esa edad?
Le diría que no mire a los costados, que siempre se proyecte hacia adelante. Ese Jaime estaba desesperanzado con todo: hay una falsa creencia de que la valentía es la ausencia del miedo, y en realidad, la valentía gana cuando es más grande que el miedo. Es como en el Chapulín Colorado, que era super miedoso, pero siempre encontraba coraje para salir de las situaciones de riesgo. Y eso me pasaba a mí. El miedo es un veneno que si no sabes manejar te destruye.
- Y en ese sentido, ¿el budismo fue un escape para tus miedos?
Sí, cuando tenía 19 años empecé a practicar budismo de la Soka Gakkai. Esta practica ayuda a que las personas puedan dar vuelta su vida y transformar el ambiente que lo rodea. Lo practico todos los días.
- ¿Cómo evaluás el proceso de derechización que está sufriendo América Latina?
Creo que es importante buscar formas de avance en donde lo importante sea el accionar del pueblo. Ahora las personas no tienen dignidad ni calidad de vida, las necesidades vitales están en declive. Y hoy en Latinoamérica no está puesto en primer lugar el desarrollo y crecimiento de las personas. Eso es gravísimo. Me entristece.
- Hace poco se filtró una foto en redes en la que estás con Wos, Caetano Veloso, Juan Pablo Sorín y Charly García, ¿en qué contexto surge?
Juampi Sorín, que es una excelente persona, organizó una cena con Cetano Veloso y Charly, y con el Wosito nos colamos. Cantamos un par de canciones juntos. No lo conocía a Charly, es terrible personaje. Y Caetano también: contaba anécdotas con Julio Cortázar. Un grande.
- ¿Te gustaría producir una canción con Charly García?
Obvio. Sería un lindo dúo. Charly es muy sarcástico y como tenía a Caetano al lado, estaba muy concentrado. Y ese momento fue de mucha potencia para mí: tuve que irme a un costado porque me emocioné hasta las lágrimas. Es impresionante.
- ¿Existe un camino para ser feliz?
Hay una diferencia entre la felicidad relativa y la felicidad absoluta, eso lo aprendí del budismo. La felicidad relativa es algo pasajero. Cuando el ser humano comprende que la felicidad tiene que ver con las fortalezas que puede construir y no con las circunstancias, es cuando es verdaderamente pleno consigo mismo. Cuando el budismo habla de la felicidad absoluta, habla de que tipo de sociedad queremos construir para ser felices: si nuestra sociedad esta orientada al consumismo o a construir fortalezas y desarrollar a los seres humanos. Nosotros somos los que le damos el sentido a la ciencia, el arte, la política. La ciencia puede servir para erradicar una enfermedad o construir una bomba atómica. ¿De qué depende esto? De hacía donde queramos proyectarnos.
- Hoy estamos más cerca del primer tipo de sociedad
Hoy está todo más orientado a construir más autos que escuelas. Por eso es importante revalorizar la cultura. Para eso hace falta tener un sentido de agudeza que construya puentes. No que los destruya.
- ¿Las redes sociales destruyen estos puentes?
Hoy las redes hacen que tengamos que ser cosas que no somos y actuar de formas que no nos representan. Eso es un peligro, que es fácil decirlo, pero difícil luchar contra esto: es muy fácil hablar de ir en contra de los conceptos de belleza hegemónica, cuando después te estás mirando al espejo para ver si tenes algún granito. Es una lucha muy compleja.
- En tu caso tenés que generar flujo de contenidos en tus redes para tus seguidores, ¿no te molesta que se lleven una imagen tuya de algo que quizás no sos?
Eso es un poco como la historia de El rey desnudo, ¿la conocés?
- No. ¿en qué se relaciona?
Había una vez un Rey que le encantaba coleccionar prendas raras. Mandaba a todos los que trabajaban con el a buscar sedas a China y otros lugares, para fabricarse la mejor ropa. Un día llegan al reino unos chabones que le dicen: “tenemos una tela especial, que solo la gente inteligente puede ver. Los tontos no. Y queremos fabricarle una capa con ella”. Se ponen a trabajar, le piden mucho dinero al Rey, y ellos lo engatusaban diciéndole que estaba quedando genial, cuando en realidad no estaban haciendo nada. La noticia se expandió por todo el reino y el monarca enviaba a todos sus súbditos a que viesen los avances. Como nadie quería decir que era tonto, mentía y exclamaba elogios como “está quedando buenísima”. Nadie veía nada. Cuando llega el día de estreno, el Rey les paga una fortuna y sale desnudo, pensando que tenía la ropa puesta porque, aunque no veía la prenda, no se creía tonto. Para cuando un nene grito que el Rey estaba desnudo, los que lo habían cagado ya se habían ido.
A veces creo que todos vivimos cosas sin sentido, que son una gilada. Cosas que nos hacen decirnos “yo no quiero vivir así”, y no queremos ser los que digan que no hay vestuario. Es más fácil no tener esa valentía. Vivimos vidas sin significado. Cuando una persona tiene la fortaleza de alzar la voz, es un revolucionario. Ese es el tipo de pibes y pibas que están surgiendo ahora.