FlyBondi es la única empresa que gestionó personalmente la creación de un sindicato para sus empleados, un asunto que suele estar a cargo por los propios trabajadores y con el pesar de la patronal. Sin embargo, consiguió que el gremio fuera inscripto en tiempo récord gracias al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. La aerolínea más peligrosa del país puso en su nómina a un piloto que fue acusado de narcotráfico y a un ex empleado de la familia Macri.
El sindicato “low cost” está integrado por Matías Miret, el copiloto que el 2 de enero de 2011 trasladó 1.000 kilos de cocaína desde Buenos Aires hasta Barcelona. Por este vuelo pasó 23 meses preso en España, mientras que los hermanos Eduardo y Gustavo Juliá fueron condenados a 13 años de cárcel.
Pero Miret no es el único con antecedentes vinculados al tráfico de estupefacientes. La cara visible de FlyBondi, Julián Cook, degradado desde presidente en director, fue ejecutivo de Southern Winds. Una banda integrada por importantes gerentes de la compañía traficó 60 kilos de cocaína a España en valijas diplomáticas en 2004.
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La resonancia del caso fue tal que derivó en el relevamiento del ex jefe de la Fuerza Aérea y en la disolución de la Policía Aeronáutica Nacional (PAN) para dar lugar a la creación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Demostró que sin presencia estatal, una aerolínea puede desviar sus intereses hacia negocios más redituables que el transporte de pasajeros. De hecho, la empresa fue ideal para el narcotráfico por la “laxitud de sus controles”, de acuerdo a lo que dictaminó la justicia penal de aquella época.
FlyBondi vuela desde el ex aeropuerto militar de El Palomar, habilitado en tiempo récord por Dietrich pero que no cuenta con los estándares de calidad necesarios para prevenir este tipo de delitos e incluso otros menores, de acuerdo a múltiples denuncias. La internacional bajo costo Norwegian incluso se negó a operar desde aquella base luego de enterarse de su infraestructura, pese a que en un principio eso había anunciado.
El titular del grupo sindicato que deberá defender los derechos de los trabajadores es Fernando Granelli, un comandante con nula experiencia sindical pero con un mérito que lo destaca sobre el resto: supo ser el piloto privado de Franco y Mauricio Macri cuando SOCMA poseía la aerolínea MacAir Jet, que luego le fue vendida a Avianca.
La inscripción del gremio surgió pocos meses después del pedido y menos de un año después de la creación de la empresa. Representará exclusivamente al pequeño grupo de afiliados dentro los 500 trabajadores de FlyBondi, un hecho también extraño. Hace pocas semanas, el portal Aviación en Argentina difundió un audio donde Cook tranquiliza a Granelli con que el sindicato iba a crearse porque así le había sido garantizado por el ministro de Transporte. Es decir, el empleador tramitó en la Casa Rosada la aparición de un organismo que vele por los intereses contrarios a los del empleador. Un nuevo suceso inédito.
FlyBondi continúa sus operaciones pese a erigirse como la aerolínea más peligrosa del país gracias a la complicidad de Dietrich y de su subordinado en la ANAC, Tomás Insausti. Ambos se ocupan de hacerle la vista gorda a la más de media docena de incidentes y las 887 cancelaciones que realizó la compañía en sólo seis meses, tal como reveló El Destape.