Inmunes a la coyuntura económica de la Argentina, bonos, acciones y otros indicadores como el riesgo país mantienen optimista al mundo de las finanzas desde fines de 2014 y en lo que va del 2015.
"Hay muchas expectativas con el próximo Gobierno. El riesgo país cayó considerablemente en los últimos seis meses, tanto que pasó de 870 a 600 puntos. El Gobierno puede emitir deuda a un dígito, y la bolsa subió 70% promedio en dólares en ocho meses", reseñó el CEO del banco de inversión Puente, Federico Tomasevich, a El Destape.
Según el informe Económico semanal de la consultora Management & Fit, "en el último año el país entró en recesión (-2% del PBI en 2014), la inflación se disparó (+38%), el rojo fiscal se profundizó (-5% del PBI), el superávit comercial se redujo, aumentó el desempleo y los indicadores sociales se deterioraron sensiblemente". Un escenario que hace resaltar el contraste.
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"El cambio de administración es lo que entusiasma, y también que Argentina, comparada con la región, estaba en valores muy por debajo. Entonces los inversores nacionales e internacionales se anticipan a los cambios adquiriendo deuda local", agregó Tomasevich.
Las razones de esta dinámica también son compartidas por los economistas de M&F, que estimaron que se explica "en gran medida, por la proximidad del recambio presidencial y los deprimidos rendimientos internacionales".
Tal como lo muestra el gráfico, a partir de octubre de 2013, cuando se descartó definitivamente la posibilidad de una re-reelección de Cristina Kirchner debido a la derrota en las elecciones legislativas, el desempeño bursátil mejoró. El índice Merval, que agrupa la performance de las principales empresas argentinas, duplicó la evolución del dólar y de los precios domésticos. En concreto, el Merval arrojó un crecimiento acumulado de 113% en el período, mientras que el tipo de cambio y los precios mostraron subas más moderadas (49% y 59%, respectivamente), a pesar de la devaluación y la aceleración inflacionaria.
El Merval acumula un crecimiento de 41% en lo que va del año, impulsado en gran parte por la buena performance de todos los eslabones que integran el sector energético. En la generación e integración (Pampa Energía creció 87% en el primer trimestre), en la transmisión (Transener, +79%), y en la distribución (Edenor, +75%).
Según estiman los economistas de M&F, pese a que las tarifas de los servicios de energía están congeladas desde hace 15 años, y hoy dependen de los subsidios fiscales para subsistir, "la expectativa de un sinceramiento de tarifas a partir del próximo Gobierno alienta el interés en el sector".
Asimismo, tras un año signado por la incertidumbre, los bonos soberanos comenzaron a recuperarse, especialmente los regidos por ley argentina. Entre los títulos más importantes en pesos, se destacan los aumentos del Bonar 2024 (12% en lo que va del año), Bonar 2017 (+4%) y Boden 2015 (+3%).
En tanto, los títulos en dólares muestran una evolución similar, que los expertos lo explican a partir de la capacidad de pago que recuperó el país, ya que a pesar de encontrarse en default, el bajo nivel de deuda de Argentina no pone en riesgo el cumplimiento de las obligaciones en divisas, "acaso ayudada por un canje o nueva colocación, aunque las chances se han reducido con la ampliación del default decretada por Griesa", señalan desde la consultora.
En cuanto al índice de Riesgo País, que señala la sobretasa que debe pagar cualquier país por sus bonos en relación a la tasa que paga el Tesoro de los EE.UU. (libre de riesgo), cayó sensiblemente el último año. Mientras en febrero de 2014 superaba los 1.100 puntos básicos (p.b.), esta semana osciló en torno a los 580 p.b. De todas formas, "las acciones de los holdouts para complicar operaciones financieras argentinas podrían impedirle al país aprovechar la oportunidad de colocar deuda en el mercado externo a tasas más razonables", estiman en M&F.
La calma financiera se sustentaría en que los equipos económicos de los candidatos opositores comparten la necesidad de un cambio en el rumbo económico para superar la inflación, el "cepo" cambiario, la distorsión en los precios relativos, holdouts. El apetito por los activos financieros implica una expectativa pro-mercado, que los inversores ven en el futuro presidente, aunque sus acciones las realizan con el actual mandato de Cristina Kirchner.