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El sistema electoral de boleta sábana no es perfecto como no lo es ninguno. Podría dar fe de eso el propio Mauricio Macri, quien esta semana encabezó el reclamo para que se lo cambie por el del voto electrónico o el de la boleta única. Su aliado en Salta, el senador Juan Carlos Romero, denunció fraude en la votación para la gobernación contra el peronista Juan Manuel Urtubey con el sistema de voto electrónico.
El candidato macrista en Santa Fe, Miguel Del Sel, denunció fraude en las elecciones que perdió para la gobernación contra el socialista Miguel Lifschitz con el sistema de boleta única. Por otro lado, varios especialistas salieron a marcar en estos días que el voto electrónico viene recibiendo cuestionamientos en todo el mundo. En Alemania, por inconstitucional, dado que delega la fiscalización en una empresa privada. En Holanda se lo abandonó luego de que quedara demostrado que se podía violar el carácter secreto del voto. En Israel porque se comprobó que a través de un chip se podía arruinar toda la votación de una urna.
Por otro lado, durante los años del kirchnerismo se introdujeron algunas mejoras. Con la reforma política ahora quedaron institucionalizadas las internas abiertas para que todos los ciudadanos participen de la elección de los candidatos. Además, gracias a la misma ley, todos los precandidatos tienen acceso a espacios gratuitos en televisión.
La cuestión de fondo, entienden en el comando de campaña del sciolismo, no pasa por una supuesta preocupación general por la transparencia electoral sino por lo que suceda con la próxima elección en particular. Es que las primeras encuestas posteriores a las PASO, cuyos resultados empiezan a conocerse por estos días, estarían lejos de las expectativas opositoras y del Círculo Rojo. No hubo un masivo corrimiento del "voto útil" hacia Macri, sino que lo que pierde Sergio Massa se reparte en forma equitativa entre Scioli y el candidato de Cambiemos. Incluso, según algunos sondeos, el postulante del Frente para la Victoria ya está en el umbral del triunfo en primera vuelta.
La novedad llevó al conglomerado opositor a buscar rápidamente un nuevo eje de la campaña. La inflación, el dólar blue, Hotesur, los tópicos recorridos durante el camino a las primarias, demostraron ser insuficientes. "Buscan cambiar el eje de la discusión", sostienen cerca de Scioli. No más debate acerca de lo que hizo bien y lo que hizo mal el Gobierno en estos años, lo que llevó a Macri a hacerse un lío cuando salió a reivindicar varias de las políticas oficiales. El eje de ahora en más pasaría al sistema electoral, por ende, a poner en duda lo que se resuelva a través de la voluntad popular. En definitiva, el sustento del sistema democrático.
Difícil saber qué efectividad tendrá este cambio de eje para lo que queda de la campaña. Pero la sospecha instalada en el entorno de Scioli es que más allá de estas elecciones –a las que ya parece difícil torcer el rumbo- lo que busca el Círculo Rojo es que el próximo gobierno asuma con una debilidad de origen. Así, entienden, si no consigue imponer el candidato deseado, lo mismo buscará recuperar su influencia le toque quien le toque. "La oposición está jugando con fuego, tendría que ver un poco más allá de la coyuntura electoral y pensar en la salud de nuestro sistema democrático. Encima esto recién empieza. No imaginamos que todavía vamos a ver cosas peores