Tras cinco años trabajando en Arsat, Jorge Alonso se enteró de la peor forma que sería echado a días de las fiestas. La noticia le provocó complicaciones médicas y terminó internado, pero la empresa estatal desconoce los certificados médicos que envía la familia.
Alonso se desempeñaba como Coordinador de Proyectos de la Gerencia de Despliegue, en el marco de Red Federal de Fibra Óptica. Sin ser notificado de manera formal, se presentó a trabajar como todos los días, pero su día terminó de la peor manera: con un pico de presión que lo mantiene internado y la angustia de saber que lo quieren despedir.
"Él estaba en la empresa, llegó a la oficina y cuando quiso entrar a la computadora estaba bloqueada. Le preguntó a un compañero y él le dijo: 'me parece que te quieren echar'", recreó su hija Noelia en declaraciones a El Destape. Y agregó: "Se puso averiguar y lo confirmó. Cuando le querían entregar la notificación intercedieron los delegados y él se descompensó. Llamaron a una ambulancia, se lo llevaron y desde ese momento quedó internado".
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De acuerdo con lo revelado por la familia, el trabajador "sufrió un pico de presión y durante tres días los médicos no se la lograron bajar", situación que comenzó a revertirse en las últimas 24 horas.
Al no recibir el documento formal de su despido, legalmente, Alonso sigue siendo parte de la compañía estatal, pero las autoridades desconocen las leyes y no lo reconocen como empleado. Según denunció su hija "no están aceptando los certificados médicos" que justifican la licencia médica del hombre" bajo un bochornoso e inconsistente argumento.
"La empresa argumenta que está despedido desde el 6 de diciembre, pese que hasta el martes pasado él no tuvo problemas para ingresar y trabajar. La excusa es que no recibió la notificación porque no hizo el cambio de domicilio, cualquier cosa porque él vive en el mismo lugar hace muchos años", apuntó la hija del hombre, que es parte de Arsat desde enero de 2014.
Los efectos del ajuste y el vaciamiento del Estado realizado por el macrismo golpean no sólo el bolsillo y los sueños de los argentinos, sino también horadan la salud de muchos. El caso de Jorge Alonso es icónico. "Su laburo implica muchos viajes. Él ha trabajado muchas horas de más, le dedica todo a su trabajo. Está re mal", concluyó su hija Noelia.