El agente de la Policía Metropolitana Ricardo Ayala, acusado de haber disparado a Lucas Cabello en un conventillo de La Boca el 9 de noviembre pasado, fue liberado por decisión del juez de instrucción Osvaldo Rappa.
Ayala quedó procesado por el delito de "homicidio en grado de tentativa, agravado por su condición de ser miembro de una fuerza de seguridad, con exceso en ejercicio de legítima defensa", y sus bienes fueron embargados hasta cubrir la suma de 300 mil pesos.
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Sin embargo y a diferencia de lo que solicitaba la defensa de la familia Cabello, el procesamiento excluyó la prisión preventiva, por lo que el juez dispuso "la inmediata libertad" del agente de la Policía Metropolitana, quien permanecía detenido en Marcos Paz desde el día del hecho.
Uno de los abogados de la familia, Nahuel Berguier, anticipó que apelarán el fallo ya que consideran que la figura de 'exceso en la legitima defensa' carece de sustento, dado que el auto procesamiento mismo señala que Cabello no estaba armado".
"Tenemos un policía armado que lo atacó de tres tiros, es claro que no es legitima defensa", destacó Berguier.
El contradictorio fallo: "Exceso en la legítima defensa"
Según se desprende del controvertido fallo, Ayala "efectuó tres disparos, de manera imprudente, con su arma reglamentaria contra el cuerpo de Lucas Nahuel Cabello, excediéndose en los límites impuestos por la ley, ante una agresión del nombrado Cabello, lo que casi le ocasiona la muerte".
Sin embargo, un párrafo después, expresa que "no se tiene certeza de los motivos por los cuales el oficial Ayala accionó su arma reglamentaria contra el cuerpo de Cabello", en una clara contradicción con lo establecido anteriormente.
Para el juez Rappa, "no hay indicios que permitan sospechar que los disparos de Ayala contra Cabello fueran intencionales y sin motivo aparente. Sólo se advierte un mal desempeñó en su labor, y su poca experiencia para enfrentar una situación de agresión y tensión, siendo imprudente en su manejo con el arma".
El fallo, de 44 páginas, resalta que "hay una persona con tres heridas de bala internada en una clínica privada y que se encuentra grave de salud, corriendo peligro su vida (es más, presenta una cuadriplejía prácticamente irreversible)".