El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, nunca tuvo una buena relación con sus pares ni con otros funcionarios del Gobierno. El economista, que manejó una cartera con funciones limitadas, se enteró de medidas claves para su gestión a través de los medios de comunicación y no de los coordinadores del gabinete. Ahora dividirán la cartera en dos.
En medio de sus vacaciones, Mauricio Macri decidió darle voto a las voces que hace meses pedían la salida de Prat Gay y le requirió su renuncia. El ex JP Morgan tenía en su contra al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y al titular del Banco Nación, Carlos Melconian, por su manejo de la inflación y del tipo de cambio. Para los más ortodoxos, el alza de precios debería sofocarse en lo inmediato con un desplome del consumo y el dólar debería subir más cerca de los $20.
Los tres ministerios más importantes, de Economía, Industria e Planificación, perdieron su poder de acción cuando Cambiemos decidió dividir sus funciones en los de Hacienda y Finanzas por un lado, Energía por otro, y además el de Producción y el de Interior.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
A través de una conferencia de prensa, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, admitió que el ministro mantenía "diferencias en el diseño del funcionamiento del equipo y en la toma de decisiones". "Hubo discusiones sobre cómo garantizar la coherencia de un equipo", explicó.
En concreto, Peña habló de los enojos por las decisiones de otros ministros en lo concerniente a su cartera. Un hombre cercano al economista reveló a El Destape que Prat Gay se enteró por los medios de comunicación que Juan José Aranguren decidió la quita de las retenciones a las mineras en un acto junto al Presidente. La falta previsión le costó al especialista financiero U$S 200 millones al año. Similar situación vivió cuando el mandamás de Agroindustria, Ricardo Buryaile, anunció al lado de Macri la eliminación del impuesto a la exportación de cereales, que implicaron la falta de recaudación de $ 60.000 millones.
Si bien para comunicar esas medidas fueron los coordinadores del equipo económico, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, quienes incumplieron con sus tareas, el recorte de funciones del ministerio de Prat Gay lo dejó como un mero recaudador para los gastos de sus pares. En esa única función el ex titular de Hacienda y Finanzas tampoco se caracterizó por sobresalir.
En poco más de un año de gestión, el economista incrementó la deuda pública en U$S55.000 millones y, a pesar de eso, aumentó el déficit fiscal. El gigantezco pasivo "patea la pelota" de nuevos problemas de financiamiento para dentro de cinco a 10 años.
La otra prioridad de Hacienda y Finanzas es el blanqueo de capitales, en lo que Prat Gay apostó su cargo. Pero la exteriorización no trae los resultados que le prometió a Macri, que cada vez recortó a números más pequeños. Un mes atrás, el Gobierno apostaba a que los argentinos declaren más de U$S100.000 millones, mientras que hoy la meta está sólo en U$S50.000 millones.
El Gobierno decidió desdoblar el Ministerio en Finanzas, que estará a cargo de Luis Caputo, y Hacienda, que será manejado por Nicolás Dujovne. Ambos se desempeñaron durante 2016 como secretarios de las respectivas áreas, bajo la conducción del ex financiero de Amalia de Fortabat. Con la escisión, tendrán muchas menos responsabilidades cada uno, por lo que deberán responder a las decisiones de Macri, asesorado por otros economistas del Ejecutivo.
Con la salida de Prat Gay, el jefe de Estado muestra un hartazgo en una gestión sin resultados y da como ganadores de la pulseada Melconian y Sturzenegger, quienes bogan por un ajuste más acentuado a partir de 2017.