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No son pocas las cuestiones que separan a Francisco de Macri. Según expresó a este portal un allegado al ex cardenal de Buenos Aires, no cayó nada bien en el Vaticano que a pocos días del encuentro que mantuvieron los dos jefes de Estado, la canciller Susana Malcorra remarcara que buscaban una relación "estrictamente protocolar", como marcando distancia entre ambos líderes.
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Por supuesto, la visión sobre lo social es otra de las cuestiones. Como deslizó Francisco en la carta de rechazo de los 16,6 millones, considera que el país vive una situación social "precaria". Tal como sostuvo este portal en razón del primer encuentro entre Macri y Bergoglio, el Papa le expresó a dos dirigentes sociales por "la situación social y el clima de revanchismo" que se vive en el país. Algunas de las últimas medidas que anunció el Gobierno, como el blanqueo de capitales, tampoco son de su agrado, como el hecho de que aun no se haya reglamentado la ley de combate a la trata de personas, un déficit del Estado que se arrastra desde la administración de Cristina Kirchner.
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Aunque otro punto insoslayable tiene nombre y apellido: Antonio Stiuso. El ex hombre fuerte de la SIDE es un enemigo declarado de Bergoglio, al que acusa de haberlo espiado en sus tiempos de arzobispo porteño. El visto bueno del Gobierno a la vuelta de Stiuso a una zona de influencia tampoco cayó bien en el Vaticano, algo que se notó nuevamente en la reunión que mantuvo con el juez Sebastián Casanello y reprodujeron medios internacionales.
Ahora, la frustrada donación a Scholas volvió a ampliar la grieta entre Buenos Aires y Roma. A Francisco no le gustó saber que la fundación recibiría más de un millón de dólares, una situación por la que responsabilizan desde fuentes cercanas a Bergoglio a los propios directores de la fundación, del Corral y Palmeyro.
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