La fuga de capitales que fomentó Mauricio Macri desde 2015 se alimentó de los dólares que el Gobierno consiguió a través del mega endeudamiento. La apertura económica trajo aparejada una profunda recesión que a su vez redujo la recaudación impositiva, que tiene una vital dependencia del consumo. El escenario se reprodujo dentro de las provincias, que aumentaron exponencialmente sus pasivos y ahora algunas se encuentran en una delicada situación. El caso más drástico es de la provincia de Buenos Aires, que deberá afrontar una deuda equiparable la mitad de la suma de todas las provincias.
La estructura tributaria argentina se mantuvo sumamente recesiva por décadas, lo que empeoró aún más con Cambiemos. La mayoría de lo que AFIP recolecta está explicado por el IVA (un tercio del total), mientras que el impuesto a los bienes personales ocupa un rol secundario. De esta manera, ante una retracción en la demanda por el derrumbe del poder adquisitivo, el Estado ve mermar drásticamente sus ingresos en términos reales. En octubre, la recaudación ascendió 42,8%, mientras que la inflación fue de 53,5% interanual en septiembre, último dato disponible.
La crisis se repitió en las provincias
Ante el panorama de recesión nacional, las provincias se chocan con muchos obstáculos para generar ingresos propios. Sólo cuatro de las 23 provincias recaudan el 60% del total de sus ingresos. El resto depende exclusivamente del sistema de reparto de fondos nacionales.
“La falta de flexibilidad de los gastos resulta uno de los mayores problemas fiscales para las provincias, que en promedio destinan más del 50% de sus ingresos al pago de sueldos y, en algunos casos, hasta el 70% entre prestaciones a la seguridad social y el pago al personal”, advierte en este contexto la consultora Ficonomics.
En Argentina los distritos con mayores ingresos son ‘solidarios’ con aquellos que no generan los suficientes para hacer frente a sus obligaciones. “Este régimen provoca que la gran mayoría de las provincias, sobre todo las más pequeñas, se vuelvan dependientes del reparto de los ingresos nacionales. Por ende, en un contexto recesivo donde el nivel de actividad disminuyó a niveles de 2010, los recursos nacionales se redujeron enormemente perjudicando el accionar presupuestario de las provincias”, analizó en un completo informe.
Sólo Buenos Aires, Chubut, Neuquén y Santa Cruz poseen una recaudación local mayor al 60% del total. “El resto se encuentran en una situación de dependencia fiscal que resulta complicada de revertir”, alerta la consultora económica.
Por el contrario, más del 70% del dinero que manejan Catamarca, Formosa, Jujuy, Chaco, La Rioja, San Luis y Santiago del Estero provienen del Estado central. Esto las convierte en las más perjudicadas cuando la reactivación económica parece ser un objetivo lejano.
En promedio, el 52% de los gastos (excluidos los de seguridad social) cubre sueldos, lo que es menor (40%) en San Juan y Santiago del Estero, pero mayor (70%) en Chubut, según Ficonomics. Presenta una brecha muy superior la inversión real directa: entre el 1,9% en Tucumán y el 18,8% en Santiago del Estero.
Ante el consenso fiscal que firmaron los gobernadores con Macri en 2017 para disminuir el déficit fiscal. Si bien sólo Tucumán, Santa Fe, Río Negro y Chubut aún no lograron cambiar su situación, todas tomaron deuda para conseguir mayores fondos ante la profunda crisis económica que generó Macri. Esto puede desencadenar un problema aún mayor.
Problemas de endeudamiento
Del mismo modo, los compromisos de cada jurisdicción representan una encrucijada. La provincia de Buenos Aires tiene una deuda de $ 505.418 millones, una suma que equivale prácticamente a la mitad de la suma de todas las provincias.
En el ranking nacional, le siguen Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Neuquén y Entre Ríos, según los últimos datos disponibles correspondientes al segundo trimestre de este año. De acuerdo a lo informado por el Minsiterio de Hacienda, la deuda de todas las provincias había alcanzado en 2018 el 7,6% del Producto Bruto Interno (PBI) del país, el porcentaje más alto desde 2010.
Un condicionante a tener en cuenta es la composición de las deudas provinciales. El promedio de todas las provincias indica que el 70% corresponde a deuda en títulos públicos, el 13% a deuda con Nación y el 10% con organismos internacionales.
Como la mayoría de los ingresos de las provincias corresponden a ingresos nacionales -que dado el contexto recesivo están recorriendo un camino hacia la baja- el pago de la deuda en las provincias también se verá afectado, no sólo por las continuas devaluaciones sufridas en los últimos meses sino también por la falta de generación de ingresos que permita a cada provincia cumplir con sus obligaciones.
El peso de los intereses es claramente mayor en las provincias más grandes (Buenos Aires y CABA, Chubut y Córdoba), aunque provincias como Jujuy y Chaco se posicionan en el cuarto y sexto lugar en la escala a nivel nacional. Formosa, La Pampa y San Luis aquellas con menor presión en cuanto al pago de servicios de deuda.