Tras cuatro años, Cambiemos dejó una economía devastada, con estanflación, desocupación en dos dígitos y pobreza muy superior. Los vencimientos de deuda el año próximo superan a las transferencias que envió el FMI, pero el Banco Central no cuenta con los fondos suficientes para afrontarlo. Por esto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, intenta renegociar el multimillonario pasivo.
Mauricio Macri consiguió un imposible en los manuales neoclásicos, que coincidan una recesión del 2,5% y una inflación del 54,6%, según el relevamiento de expectativas de mercado que nuclea el Banco Central.
La actividad se vio arrastrada por el menor consumo, producto de la destrucción de la capacidad de compra de los trabajadores con negociaciones paritarias perjudiciales, incentivadas por el Ejecutivo de entonces, y la vista gorda a las remarcaciones de precios de las compañías con poder de mercado, que a su vez concentraron mayor mercado.
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La caída de la economía se profundizó por la contracción industrial. La apertura comercial que llevó adelante Cambiemos perjudicó a las fábricas al punto de que cerraron 50 por día, según el relevamiento de APYME. La actividad sufrió en octubre una caída del 2,3%, de acuerdo al Indec.
Las plantas utilizaron el 58% de su capacidad instalada ese mes, lo que tuvo su consecuencia directa sobre despidos y suspensiones. La situación no se vivió tan grave a nivel general como en las automotrices, que produjeron sólo el 37% de lo que podían.
Por todas estas políticas de Macri, la desocupación llegó al 9,7% en el tercer trimestre de 2019, una de las más altas de la última década. La cifra superará nuevamente las dos cifras para la parte final del año. La pobreza, entonces, aumentó más de 11 puntos porcentuales al 40,8%, de acuerdo a la UCA. Si bien no cuenta con la estructura para relevar correctamente la situación socioeconómica, marca una tendencia respecto al 29% de la población que había estimado para 2015 que ganaba menos de la canasta básica.
Si bien Macri siempre prometió recortar el gasto fiscal para reducir el déficit, el rojo es idéntico al de 2015. Lo primero lo cumplió en parte, dado que las oleadas de despidos y el freno a las obras de infraestructura disminuyeron las erogaciones, pero la multiplicación de la deuda aumentó los pagos de los intereses. Por esto, aunque el déficit primario descendió desde el 3,8% de 2015 al 2,3% en 2018, el financiero se mantuvo: fue del 5,1% y ahora del 5,0%.
Cómo pagar el mega endeudamiento de Macri
La deuda se incrementó en más de U$S 100.000 millones en los cuatro años de Cambiemos. Pero esos fondos no fueron invertidos en mejoras para que el sector agroexportador genere las divisas necesarias para devolverlos, sino que el Banco Central, incluso, no planificó cuándo y cómo se pagarían, pese a que se trata de una de sus obligaciones, según consta en sede judicial contencioso administrativo y tributario.
Las obligaciones para 2020 ascienden a los U$S 57.679 millones entre bonos, letras, pagos a organismos internacionales, Club de París y FMI, calculó la consultora PxQ. Por otro lado, en 2022 y 2023 se deberían cancelar U$S 19.000 millones y U$S 18.000 millones, respectivamente. En ese contexto, el BCRA cuenta con reservas netas que sólo llegan a los U$S 10.500 millones.
El Gobierno consiguió este sábado el aval del Congreso para renegociar la deuda con la sanción de la ley de emergencia pública. El ministro de Economía, Martín Guzmán, creó el Consejo Asesor de la Deuda, presidido por Daniel Marx y conformado por ex secretarios de Finanzas, para que le entregue propuestas para llevarles a los acreedores. La idea en carpeta de Marx implica una quita del 20% al capital, de la mitad a la tasa de interés y aplazar por cinco años los vencimientos, pudo acceder El Destape de forma exclusiva.
En un ejercicio de brainstorming, el economista Emmanuel Álvarez Agis realizó un ejercicio con tres opciones adicionales para dialogar con los bonistas. Si no se realiza quita capital, pero se entregan dos años de gracia y un reperfilamiento de cinco años de todos los títulos que caducan entre 2020 y 2029, incluido el FMI, en el primer año el Gobierno sólo debería pagar por el 4,2% del PBI. En un escenario idéntico, pero donde se estiran los vencimientos diez años, aumenta el peso de la deuda para 2030, al 9,5%.
En el tercer planteo que propone PxQ, más sofisticado y accesible para los recursos inmediatos, se estiran cinco años el vencimiento de los bonos que pagan capital entre 2020-29, con quita del 20% sobre el capital, sin incluir al PAR y al Discount. Para los títulos en moneda extranjera, se reduce a la mitad el cupón original. Las letras se cancelan en 4 cuotas anuales consecutivas y al capital original se le aplica una quita del 20%. En cuanto al FMI, se supone un reperfilamiento de los vencimientos de capital a cinco años. En este, las necesidades financieras asociadas a los bonos bajan por las quitas aplicadas.
Sólo con una reestructuración de la deuda, el Estado podrá administrar las escasas divisas que Macri dejó en el Central, e incluso dirigir unas pocas a mejorar la estructura exportadora del país, así poder hacer frente a los siguientes pagos con una postura más consolidada.
A pesar de las negociaciones, la crisis económica que generó Cambiemos arrastrará los indicadores para el año próximo, al punto que las consultoras sondeadas por el Central proyectan una recesión del 1,7% y una inflación del 43%. Obliga también a Fernández a renegociar con los acreedores por la deuda, dado que, si mantuviera la herencia, en 2020, el Tesoro debería gatillar el equivalente al 15,1% del PBI.