La salud de Fayt: una amenaza para la Corte Suprema

25 de noviembre, 2014 | 17.24
Por Roberto Navarro
Director de El Destape

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"Hace un tiempo, sobre todo en el último año, ha sufrido un fuerte deterioro, fundamentalmente en cuanto a lucidez y locomoción." La frase que el juez de Cámara le dedicó a Carlos Fayt redunda en un riesgo institucional para la Corte Suprema. La salud del magistrado que desde 1983 ocupa una silla en el máximo tribunal dejó de ser un tema personal para transformarse en una preocupación que atraviesa a uno de los tres poderes del Estado. Fayt nació el 1 de febrero de 1918. Tiene 96 años.

"Su vocalía está en manos de sus letrados. El peligro institucional es que los abogados no fueron designados jueces de la Corte. El juez es Fayt. Si no está en pleno uso de sus facultades en todo momento, sus decisiones bien pueden ser impugnadas por nulas", le explicó a El Destape un ex juez de la Corte.

Sus "letrados" Pablo Hirschman y Cecilia Hockl son los más veteranos asesores del Supremo. Dos fuentes de la Corte confirmaron a este medio que "se ocupan de todo: mucho más de lo habitual en esta corte a en cualquiera que recuerde". Y agregan: "Fayt sólo firma".

El peligro de que sus fallos sean impugnados por nulos no es nuevo dentro del Poder Judicial. En la causa que investigó a la ex funcionaria menemista María Julia Alsogaray por el delito de defraudación pública durante la privatización de la ex empresa de telefonía estatal Entel, el equipo de abogados de la funcionaria pidió la nulidad porque el juez del Tribunal Oral Federal número 6 José Valentín Martínez Sobrino se durmió en cinco audiencias durante el juicio.

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La fragilidad de la salud de Fayt cobró más importancia por estos días en el contexto de la fuerte discusión en torno al reemplazo de Raúl Zaffaroni. Fuentes judiciales señalan que Fayt no quiere irse, pero que, además, Ricardo Lorenzetti "insiste" en que no renuncie. En el excelente Blog "Saber Derecho" se realizó un relevamiento de coincidencias de fallos entre los jueces. Los fallos de Fayt coinciden más con los de Lorenzetti que con los del resto de sus pares.

En ámbitos políticos se comenta que no sólo Lorenzetti está interesado en que Fayt cumpla los 100 años de vida en la Corte. Sus preferencias por el poder económico en detrimento del político quedan en evidencia en sus fallos. Un ejemplo de ello es el caso de la Ley de Medios, en la que Fayt fue el único que fue más allá que la Cámara Federal: le dio la razón a Clarín en todo y cargó las costas al Estado.

"Sueño con Petracchi", dijo en un susurro el nonagenario magistrado ante el asombro de sus colegas. El comentario en medio de una sesión de la Corte a puertas cerradas, delante de Lorenzetti, Highton, Zaffaroni, Maqueda, interrumpiendo a sus pares, generó un murmullo y sonrisas cómplices entre sus colegas. "Todos saben que Fayt está demasiado viejo para concentrarse", confesó un antiguo funcionario de la Corte a El Destape.

Fayt va a la Corte una vez por semana y no permanece en sus oficinas más de dos o tres horas. Su misma condición de salud no le permite trabajar más que eso. Demasiado poco para semejante responsabilidad. En los próximos meses la Corte deberá abocarse a arbitrar en el reclamo de la deuda de la Nación con provincias y a los juicios de los jubilados contra el Anses: dos causas que podrían desfinanciar al Estado.

Con más de 35 libros escritos y sindicado como uno de los especialistas más brillantes en Derecho Americano, Fayt está en su cargo por una excepción. En la reforma de 1994, se introdujo el artículo 99, que en su inciso cuarto dispone que los jueces puedan mantenerse en su cargo hasta los 75 años. Para renovarlo, deberán obtener un nombramiento con acuerdo del Senado; caso contrario, su mandato termina. Fayt, que en ese momento tenía 76 años, se había presentado ante la Justicia porque consideraba que la norma atentaba contra la inmovilidad de los magistrados, garantizada por la Constitución. La cláusula constitucional debía entrar en vigencia el 22 de agosto de 1999, pero tres días antes, el 19 de agosto, la Corte Suprema la dio por anulada.

En un fallo de 27 fojas firmado por el entonces presidente del tribunal, Julio Nazareno, y por los jueces Eduardo Moliné O´Connor, Augusto Belluscio, Antonio Boggiano, Guillermo López y Adolfo Vázquez, se defendió el derecho de Fayt a permanecer en su cargo. En aquel momento se abstuvieron de votar el mismo Fayt y el recientemente fallecido Enrique Petracchi. Fue Petracchi quien explicó que había tomado esa decisión "por hallarse en tela de juicio la petición de un juez integrante de esta Corte".

Las luces y sombras de Fayt también se reflejan en sus fallos: en la década del '80 apoyó con sus fallos lo que más tarde sería la Ley de Divorcio vincular; en 1991 rechazó la denegatoria del gobierno de Carlos Menem a otorgarle la personería a la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y en esos tiempos siempre se desmarcó de la "mayoría automática" de la Corte Suprema menemista. A su vez, votó en disidencia cuando el máximo tribunal declaró la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.