Las tramoyas alrededor del IVA, uno de los impuestos más regresivos del sistema tributario, son moneda corriente no sólo entre duchos, vivos y entrenados empresarios. En los últimos años se ha propagado masivamente un modus operandi que permite viborear los controles de la AFIP. Se trata de una modalidad tan extendida que en muchos casos ni siquiera trata de ocultarse: si uno busca en el Google "vendo facturas A", encontrará diversas opciones (incluyendo famosos portales de compra y venta) de dudoso origen al alcance de un click.
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La magia de la contaduría permite que empresas o personas físicas sorteen con mayor o menor suerte los controles de la AFIP. La opción fácilmente disponible en la web es la conocida compra de facturas apócrifas. "La trampa consiste en obtener crédito fiscal a través de esas facturas", explica el contador Ignacio Barrios, editor del blog especializado www.ignacioonline.com.ar.
¿Cómo funciona la operatoria? Simple. "Supongamos una cadena productiva con tres ciclos, A, B y C. Entonces A vende a B un insumo en 100 + 21 % de IVA = 121. Luego, B vende a C ese insumo en 150 + 31.50 de IVA = 181.50. En la liquidación mensual de IVA, B hará el siguiente cálculo: IVA Crédito Fiscal: 21, menos IVA Débito Fiscal: 31,50. Diferencia a ingresar a la AFIP: 10.50". Es decir, cuanto más crédito fiscal pueda conseguir B, menos IVA ingresará.
La factura apócrifa es una de las formas de evasión tributaria más utilizadas. Y fue evolucionando desde una simple factura "trucha", gemelas o duplicada, con datos inexistentes sobre la empresa y sus prestaciones, hasta modalidades más sofisticadas, con referencias reales de la empresa, su número de inscripción, pero que documentan una prestación nunca realizada.
Así se crean sociedades fantasmas con sujetos insolventes, las famosas "usinas". La AFIP observó las facturas de unas unas 11.200 sociedades flojitas de papeles en funcionamiento, según un relevamiento que se realiza online.
¿Qué hacen las "usinas"? "Simulan operaciones de compraventa y así generan crédito fiscal a favor de las empresas, además de ocultarle al fisco la identidad de los verdaderos operadores", explica Barrios. De esta manera, la empresa que contrata los servicios de una usina hace un negocio redondo y mata dos pájaros de un tiro: pagará menos impuesto a las ganancias, descontando gastos inexistentes, y pagará menos IVA, disminuyendo el importe a pagar aumento el crédito fiscal.
De todas maneras, según Barrios, las facturas truchas ya están "casi desaparecidas por su fácil rastreo porque tanto la factura, la operación y el emisor eran truchos". En cambio, las facturas apócrifas, comercializadas ilegalmente por empresas creadas para la venta de esas facturas, están vigentes. ¿Cómo operan? La factura es real (a través de una sociedad creada a para tal fin), pero la operación y el emisor no.
También existe otra operatoria que se está afianzando y que es aún más difícil de rastrear por los sabuesos de la AFIP. Se trata de facturas emitidas para transferir saldos a favor de IVA. "En este caso -sigue Barrios- la factura es verdadera, el emisor también, pero la operación no". Esta modalidad tiene dos variantes muy comunes. La más ilegal (si es que puede elucubrarse una escala de la ilegalidad) es cuando el consumidor no pide la factura de una compra y luego el vendedor le "vende" la factura a una empresa bajo la modalidad Responsable Inscripto.
El ejemplo más común se da en el rubro de la construcción: el consumidor (la persona que se va a hacer la casa) no pide la factura, y luego el corralón le hace la factura a otra empresa. "La factura se hizo y está declarada, pero no al consumidor final que compró los materiales, sino a alguien que no realizó la compra pero sí obtuvo la factura. Por lo general en este caso la comisión que cobra el vendedor es el 50% del crédito fiscal", detalla Barrios.
La "menos ilegal" es la que se realiza de común acuerdo con el comprador de materiales, que en muchos casos suele aportar los datos de la empresa Responsable Inscripto para hacer la factura a su nombre. Así, por ejemplo, de una compra de 100 mil pesos de materiales facturada a nombre de la empresa, el consumidor recuperará $10.500, es decir, la mitad del 21% del IVA.
El Destape consultó a la AFIP sobre cuánto es lo que se calcula que los contribuyentes evaden utilizando este tipo de maniobras, pero no obtuvo respuesta. Sus voceros reconocieron que el IVA es una materia complicada, sobre todo en un año electoral.