La mejor crónica de la Revolución rusa

01 de diciembre, 2017 | 10.22

El frío, el lodo y la nieve, el hambre, también la sangre y el fuego, las proclamas, el Soviet y el Smolny, las barricadas y el humo. Tales son los colores de la revolución que describe John Reed.

Este libro no deja de ser apasionante dado que fue escrito por un militante y periodista que acompañó a Pancho Villa en la Revolución mexicana, fue corresponsal de la Primera Guerra Mundial y a la vez entrevistó a León Trotsky en plena Revolución rusa.

Esta edición cuenta con las palabras preliminares de Raúl Godoy, obrero de la emblemática fábrica ceramista FASINPAT (ex Zanon), actualmente diputado en Neuquén por el PTS-Frente de Izquierda. Allí sostiene: “estoy absolutamente convencido de que esta historia abrirá las puertas a nuevas generaciones para que nuestras peleas no sean en vano. Cada pequeña batalla tiene que tener como horizonte acontecimientos de esta magnitud”. La edición se completa con el prólogo del máximo dirigente de la revolución Vladimir Lenin, y de su compañera Krupskaia. Además, tiene ilustraciones de integrantes del colectivo artístico La Caja Roja. Para esta edición se cotejó, corrigió y completó en base a la edición original en inglés.

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El periodista norteamericano se hallaba rodeado de soldados que no sabían leer ni escribir, pero sí sabían que ya no luchaban en nombre de los intereses del antiguo régimen zarista, sino en nombre propio, por la tierra y la libertad. Sabían muy bien que si había algo que podía proclamar la paz de los pueblos de Europa hundida en la Primera Guerra Mundial, era el triunfo de la insurrección bolchevique. Lo sabían muy bien los obreros que descubrieron el sabotaje de los burgueses para generar el hambre y el desabastecimiento de comestibles en la ciudad. Muchos de estos burgueses fueron sorprendidos por los trabajadores, arruinando las máquinas de las grandes fábricas. Pero la máquina de la revolución los trituró en los engranajes del control obrero de la producción. Así, los trabajadores tomaban en sus manos la dirección de las fábricas. Y desde el corazón de la industria nació la Guardia Roja, el destacamento armado de los trabajadores que eran los que dirigían política y moralmente a los soldados.

La revolución no se detiene y sacude a la Rusia profunda, desde la aldea hasta el último comité agrario que reparte la tierra entre los millones de campesinos pobres, previa confiscación de las mansiones de los grandes latifundistas. El fuego de la revolución no se detiene y tiene rostro de mujer, que compone a casi la mitad de la clase obrera. Las mujeres son las que iniciaron la Revolución de Marzo (o de Febrero, según el viejo calendario) y laten profundamente con cada nuevo paso hacia la victoria, conquistando derechos políticos como en ningún país del mundo.

En esta extraordinaria crónica vemos que John Reed vuela por todo Petrogrado, a pie, en taxi, trepado a un tranvía repleto, va con sus compañera Louise Bryant y recorre las barricadas, los rincones de la ciudad, va hasta el frente de guerra, vuelve, se trepa a un camión lleno de obreros de la Guardia Roja donde las bombas de grubit bailan sobre sus pies y saltan a punto de reventar, por la velocidad del camión que marcha a toda velocidad hacia el frente para aplastar la contrarrevolución. Estas y otras anécdotas, son las que recorren los minutos interminables e intensos de esos Diez días que estremecieron al mundo.

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El libro se puede adquirir en www.edicionesips.com.ar, en la Librería de Ediciones IPS (Riobamba 144, Ciudad de Buenos Aires) o en las principales librerías del país.