Mañana de domingo en La Plata, y las madres se preparan para lo que será su día. El Bosque se viste de azul y blanco, y el cielo se cierra. La brisa que corre impregna el frío en el cuerpo, que se percibe como un mal presagio.
En busca de la Unión, la grieta se va sellando tras las huellas del más grande. Está por aparecer 'El Lobo' y las tribunas se giran 180 grados para verlo llegar. Y ahí va él, un poco rengo todavía, pero siempre con el pecho inflado abriéndose paso.
Las miradas alternan entre el partido y el banco de suplentes. La atracción es doble. No es solo un partido. No es solo la lucha incansable por mantener la categoría. No es la ilusión de cada domingo y nada más. Se respira mística. Esperanza. D10S está más cerca esta vez. Es distinto que las anteriores. Ahora existe ese plus, el único capaz de lograr bellos milagros, que ocurrirán. Como dice la canción.
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Pero aunque D10S está ahí, no se lo ve. Como siempre. Invisible a los ojos. Una y otra vez, los tiros de lejos se van más lejos aún. Y la utopía se aleja más a cada paso. Pero para eso es que sirve justamente, para caminar. Y ese es el camino.
Otro paso atrás. Cinco partidos perdidos seguidos de local. La peor racha en varias décadas. Pero todavía queda un largo trecho por recorrer. Siempre para dar el salto hace falta tomar impulso.
La gesta se hace ahora más difícil. Pero lo bueno siempre cuesta. Y cuando cuesta pero se consigue, tiene mejor sabor. Se saborea. Y se disfruta más.
La desesperanza abruma. Malestar generalizado, críticas de todo tipo. Miradas cruzadas.
El próximo de local será el clásico. La prueba de fuego. El punto de inflexión. La mejor oportunidad para enfilar hacia la hazaña, de esas de las que solo D10S conoce bien la receta.
El bosque platense se dispersa y las madres ansiosas esperan a sus hijos e hijas que las irán a visitar en el pasar del día. Pero hay una que mira desde el cielo a ese imán que está sentado ahí, en el banco del Bosque, que se levanta menos de que lo que quisiera pero más de lo que puede, para dar indicaciones a sus gladiadores.
Y mientras tanto, La Tota está ahí, haciendo fuerza. D10S la extraña. Es la madre de todos. La madre de todas las batallas. Y esta todavía se está jugando. Y se va a ganar.