A mediados de la década de los 90, Mauricio Macri se convirtió en uno de los causantes del derrumbe de Deportivo Español. Más de 20 años después, el ‘Gallego’ vuelve a atravesar una difícil situación institucional en la que mete la cola el Presidente, a la par que avanza el proyecto para convertir a los clubes en empresas.
El 21 de mayo próximo, Deportivo Español perderá sus históricos terrenos de la Ciudad Deportiva, ubicada en el barrio de Parque Avellaneda. Esos terrenos, que hace una década quedaron en manos del Gobierno de la Ciudad (tras el largo proceso que siguió a la quiebra del club) y que luego fueron cercenados para entregarle sólo una parte en comodato a sus dueños originales, vuelven hoy a ser reclamados por la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, quien no parece tener contemplaciones para con la historia de ‘Espa’.
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El contrato permite la ampliación por diez años más del préstamo de las tierras, pero Larreta planea instalar allí la Universidad de la Policía de la Ciudad. La medida representa todo un símbolo de la gestión Cambiemos: Quitar espacios sociales, pero poner más policías en la calle.
Los hinchas no se rinden y desde hace un largo tiempo sostienen una campaña para reclamar que “Español no se toca”, por su historia, por su rol social y cultural y por el futuro de los chicos de la zona Sur de la Ciudad que tienen en el club su lugar de pertenencia y contención. La propuesta alternativa del Gobierno para reducir los terrenos no convence a los simpatizantes, que quieren mantener la esencia de la institución y no se resignan porque aprendieron, a fuerza de golpes, lo que es resistir.
La urgente situación de la institución que supo jugar la Copa Conmebol se mezcla con un contexto en el que el desembarco de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) parece cercano gracias al apoyo del gobierno nacional. Provocar la remisión social y económica de los clubes parece ser una de las tácticas planteadas para generar el escenario propicio para las empresas. Así lo demuestras el aumento de los precios de las entradas, la privatización de la televisación y los cambios en los torneos federales, entre otros factores.
Sin embargo, el periplo que vivió la institución española comenzó más de dos décadas atrás y en él hay un apellido recurrente: Macri, el presidente que sueña con el desembarco de las SAD.
De hecho, el jefe de Estado realizó su primer intento privatizador en el fútbol en 1993 con Español como sujeto de pruebas, pero la resistencia de los hinchas se lo impidió. Ya en la presidencia de Boca, el hijo de Franco se convirtió en un claro instigador de la quiebra del ‘Gallego’. En 1997 Macri le cedió a jugadores como José Basualdo, Pedro González, Silvio Carrario, Sandro Guzmán y Raúl Peralta, pero lo que parecía una ayuda se convirtió en una carga ya que el pago de sus sueldos se volvió imposible de sostener y la bancarrota fui inminente.
Desde ese momento, los seguidores de ‘Espa’ tuvieron que pasar por duros momentos como el cierre de las instalaciones, los intentos por mantener el club con vida y el remate de las tierras, que en 2008 se las quedó el Gobierno porteño, que ya era comandado por Macri.
Sin embargo, curtidos por las luchas, los hinchas no aflojan y gritan que “Español no se toca”.
La voz de la pasión
“Con los socios y las agrupaciones estamos más unidos que nunca. Nos juntamos todos los días para seguir con la campaña de ‘Español no se toca’. Hemos recibido apoyo de otros clubes y de movimientos sociales”, señaló a El Destape Gonzalo Manzano, hincha del ‘Gallego’ e integrante de la agrupación Pedro Catalano.
Y resaltó: “Tenemos un karma, una pesadilla. Se nos viene el deja vu de la vida social, que hoy está limitada por un paredón triste, melancólico, que divide nuestra infancia. Del otro lado quedó todo, la historia de familias, la vida de muchos, las primeras responsabilidades, las primeras obligaciones. Entonces, este poquito que nos queda no queremos que nos lo saquen, porque es nuestro poquito de historia para que los pibes pueden seguir creciendo acá adentro”.
Manzano sabe que la zona sur de Capital “es lo más complicado” del territorio porteño y remarca que en Español “se trabaja con un montón de chicos que necesitan contención”, al tiempo que resalta la importancia cultural e histórica del predio. “Se mezclan muchas diversidades en esta lucha: nuestra historia de toda la vida acá adentro se junta con la vida de los chicos que no se van del club hasta que se cierra el portón. Español siempre fue familia y hoy no es la excepción”, sostuvo.
Para sostener la vida del club, los socios hacen de todo. En el último tiempo organizaron kermeses, reuniones informativas, campañas de asociación y también juntas de firmas “para presentar un petitorio frente al Gobierno para demostrarles por qué Deportivo Español tiene que estar abierto”.
La historia reciente de Español es dura, pero Manzano se esperanza con el futuro, por eso aseguró: “Si miramos para atrás, nada encaja en lo que le pasó a Español: La quiebra tan brusca, el remate, quedar afuera de un fideicomiso, que los terrenos los compre el Gobierno y te lo dé en comodato por 10 años y todo abandonado. Hay un montón de motivos que llevaron a esto y es totalmente ilógico, pero si nos ponemos a mirar para atrás no podemos defender el pedazo que nos queda”.
“Estamos entusiasmados en que si podemos retener este espacio vamos a poder pelear por todo el predio”, concluyó.