Insólitamente, Pablo Sirvén publicó una columna en el diario La Nación exigiendo que Alberto Fernández conteste preguntas de los periodistas, siendo que el Presidente actúa como su propio vocero, concede entrevistas a diario y explica una y otra vez las medidas tomadas por el Gobierno contra el coronavirus.
La pandemia cerró la grieta y medios de comunicación oficialistas y opositores respaldan las decisiones del Poder Ejecutivo para controlarla, incluso piden una y otra vez que se cumplan. Sirvén no abandonó la lógica de los periodistas macristas que buscan una crítica donde parece no haberla.
Hoy publicó una columna en la que remarcó que Fernández tiene una activa participación en redes sociales para llegar a un público que tal vez no está tan interesado en la política. Esa dinámica, interpretó, lleva a que "el cholulismo" le gane "a la ideología" y logra que "las graves cuestiones de Estado" queden a un costado porque "la mayoría va en busca de un saludito y no mucho más". En un contexto de alta preocupación y cuidado, a veces un poco de distracción no pareciera venir mal, sobre todo si en ella, encima, se incluye un mensaje que apunta a concientizar pero alejándose de la seriedad que implican los anuncios oficiales en medios de comunicación.
Según el columnista, "por su tono calmo y sin estridencias, más el pelo y el bigote entrecano, podría encajar perfectamente en la reedición bien argenta del "'abuelito, dime tú', de la deliciosa Heidi",y advirtió que "será mejor que sea asociado al abuelito del cuento infantil que al temible 'padrecito' Stalin, de los tiempos de la dictadura del proletariado soviético".
Pero esa participación en el mundo virtual no pareció caerle simpática, porque aseguró que "los que no están para chistes son los periodistas que concurren a las conferencias de prensa presidenciales. De buenas a primeras, el espacio para las preguntas desapareció. Ídem, en situaciones similares cuando son los ministros los que hablan". Olvidando, claro, que ayer Ginés González García, ministro de Salud, brindó una conferencia de prensa con todos sus asesores o que Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud, lo hace cada mañana.
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La actual crisis sanitaria obligó a Alberto Fernández a ser el vocero de los anuncios y a que sus ministros, después, expliquen lo que corresponde a cada cartera. Pero el Presidente también camina por los medios de comunicación, aunque respetando el aislamiento desde Olivos, con entrevistas a diario en programas emitidos en canales de aire, con preguntas y repreguntas, incluso con adelantos de anuncios importantes.
Sin embargo, Sirvén no está conforme con eso. "Todavía el malestar está muy lejos de adquirir la dimensión que tomó en su momento la ofensiva del #Queremospreguntar , contra la entonces presidenta, y hoy vice, Cristina Kirchner , en 2012. Pero ya algunos empiezan a recordar con nostalgia la última vez que pudieron interrogar en conferencia de prensa a la máxima autoridad del país", aseguró en su columna.
Alejado de esa realidad, al parecer, planteó la incertidumbre que lo aqueja: "La incógnita que queda pendiente es saber si Alberto Fernández retomará pronto la sana costumbre de responder preguntas tras sus conferencias de prensa o se le hará usual partir en silencio tras sus monólogos".