Los préstamos hipotecarios en alza, incluidos los PROCREAR, son los UVA, que ajustan su capital por la inflación. En caso de una escalada, el costo de la cuota puede llegar casi a la totalidad de los ingresos, pero como existe un límite, estiran el vencimiento final del crédito.
En agosto, el 26,6% de las operaciones inmobiliarias en la Ciudad de Buenos Aires fueron con créditos hipotecarios, de acuerdo al Colegio de Escribanos porteño. En el mismo mes del año pasado fue del 14,5%.
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Ante la histórica pérdida de poder adquisitivo contra la inflación, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda preparó múltiples escenarios de hoy a 20 años.
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Con una inflación moderada, si los precios aumentaran 2,5 puntos por encima de los sueldos, el peso de la cuota sobre el ingreso debería ser de 41,5 puntos porcentuales.
En cambio, ante una alta inflación, la cuota alcanzaría una proporción del 93,8% del ingreso total del grupo familiar. Sin embargo, como los pagos no pueden superar un tercio de los salarios, el vencimiento final del préstamo se estirará más allá de lo pactado, lo que alejará el sueño de la casa propia.