La historia, hoy. Entrevista a Daniel Balmaceda

07 de agosto, 2015 | 14.39
Daniel Balmaceda busca y busca. Más busca, más encuentra. Más encuentra, más difunde y entretiene. Y enseña de historia. Desde un lugar que apasiona, le encuentra a los personajes su costado más humano, más rústico. Y alcanza con recorrer las más de cien historias de su libro Estrellas del Pasado para descubrir a San Martín en una fiesta, pidiendo a una cotorrona para bailar; o a Manuel Belgrano conduciendo a trescientos hombres lejos del infierno de Vilcapugio. A Sarmiento calzándose una peluca y a Mitre haciendo de gasista en su barrio.

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Más acá en el tiempo, Balmaceda investió y descubrió a Juan Manuel Fangio y a Victoria Ocampo aprendiendo a manejar y a Carlos Gardel, víctima de punguistas. "La idea era concentrarlo en historias cortas, anécdotas, hechos curiosos, simpáticos o emocionantes de nuestro pasado, sobre personalidades muy conocidas de la historia: de San Martín y Belgrano a Victoria Ocampo y Quinquela Martín, Fangio o Gardel. La idea es presentarles a los lectores una mirada más humana para lograr una identificación", explica.

- En tu trabajo, la búsqueda de información debe derivar en el hallazgo de otras cosas impensadas. ¿Es así? ¿Cómo es tu búsqueda?

- Sí, lo que busco son historias que me sorprendan, por eso está bien considerar que, al menos para mí, son impensadas. Para encontrarlas, lo mejor es alejarme de las biografías clásicas. Si hay un lugar donde no encontraré este tipo de historias, es en las biografías.

- ¿Cómo imaginás a los próceres del futuro?

- No creo que surjan nuevos próceres. Sí personalidades históricas. pero prócer es una calificación que le cabe a pocos, como San Martín o Belgrano. En cuanto a figuras ejemplares, tengo la idea de que en cien años no se estará valorando a las personas de la misma manera que hoy. Por eso creo que se resaltarán a los científicos y los artistas. Más aún los artistas, en todos los géneros.

- ¿Por qué científicos y artistas?

- Hoy la historia tiende a resaltar los aspectos más humanos. Por eso, me da la sensación de que algún día se tomará real conciencia de lo imprescindible que son los científicos en todo lo cotidiano. Y, más que nada, se comprenderá lo que el arte significa en nuestras vidas.

- ¿Quien es tu personaje favorito de la historia argentina?

- Mafalda.

- ¿Qué hizo Azurduy para merecer la estatua a metros de la Casa Rosada?

- Junto con su marido, Manuel Asencio Padilla, enfrentaron a los realistas en guerra de guerrillas. Manuel Belgrano le dio un lugar en el ejército con grado militar incluido. ¿Merece un monumento en la ciudad? Seguro, como también lo merecen Brandsen, Necoche, el coronel Suárez, Marín de Álzaga y decenas más. ¿Merece un lugar en la plaza Colón? Los monumentos no deberían ser más o menos por el lugar que ocupan. Creo que Juana Azurduy no merecía que la usaran como objeto de una batalla ideológica.

- ¿Cómo fue que Sarmiento se puso una peluca para un retrato?

- Tenía 34 años, con una calvicie llamativa, que él consideraba pasajera. Por eso, cuando iba a retratarse en un cuadro (el daguerrotipo, es decir, la fotografía más básica recién asomaba en Europa), se consiguió una peluca. Coquetería pura. Así, salió retratado.

-Fangio fue un super campeón pero aprendió a manejar con algo parecido a un blooper ¿Como fue que comenzó a manejar el Chueco?

- Consiguió trabajo de peón en un taller mecánico. Los domingos le tocaba ir solo al taller y dejarlo impecable para arrancar la semana. Esos domingos, cuando había algún auto en el taller, lo encendía y daba marcha adelante y marcha atrás un rato. Aprendió a manejar adentro de un galpón.

-¿Cómo se investiga para un libro de las características de Estrellas del pasado?

- Si tuviera que investigar específicamente anécdotas, sería muy complicado. En realidad, van surgiendo a medida que investigo para otros libros. En general, aparecen sin querer. Pero hay que estar muy atento porque a veces las pistas surgen de una oración en una carta. O en una noticia de un párrafo, escrita en la tercera columna de la página 5 de un diario de 1879. Hay que estar al acecho.