La estrecha relación entre Cristina y Francisco: los planes para el futuro

27 de septiembre, 2015 | 13.49
Si en algo fue consecuente el gobierno de presidenta Cristina Kirchner en los últimos dos años fue en la búsqueda de una sintonía común con el papa Francisco. El propio Pontífice facilitó esa tarea al esgrimir como obispo de Roma posiciones mucho más de avanzada que las que acostumbraba desde el arzobispado de Buenos Aires. Con la gira por Cuba y Estados Unidos, el Papa probablemente alcanzará un pico de popularidad y liderazgo sobre el mundo occidental –incluyendo un muy posible Nobel de la Paz, cuyo ganador se conocerá en dos semanas- que tal vez le sirva a la Presidenta para establecer una referencia internacional de lo que es su pensamiento en lo político y en lo social. O, desde otro punto de vista, que se la considere como la dirigente política que mejor representa el ideario papal.

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A nivel regional Cristina Kirchner ya tiene una fuerte identificación con Francisco. Los presidentes la invitan para que los acompañe cuando el Papa ofrece una misa. Le sucedió en Paraguay y ahora se repitió en Cuba. La presidenta argentina se muestra junto al mandatario anfitrión durante la ceremonia y luego comparte con él un protocolar saludo de cortesía.

En ese sentido, en el Palacio San Martín aseguran que nunca estuvo en la cabeza de Cristina Kirchner reunirse con Francisco en La Habana. "No correspondía, ella viajó como invitada a Cuba. Incluso, fue la misma Presidenta quien planteó que sólo se mostraría con el Papa con un saludo después de la misa", sostenían, para responder a especulaciones de medios opositores acerca de un supuesto desaire papal. Aunque puede que esas especulaciones hayan decidido después a la Presidenta a no estar presente durante el mensaje de Francisco en la ONU. Una lástima, porque su referencia a la usura internacional y el reclamo para que se permita crecer a los países en vías de desarrollo fue un espaldarazo a la posición argentina con respecto a los fondos buitres.

Una breve referencia merecen los medios opositores. Primero criticaron a la Presidenta porque viajó a ver al Papa a Cuba y, luego, porque no fue a verlo a Estados Unidos. "Acá sí tendría que haber venido", aseguraron con desparpajo. Por otro lado, los enviados argentinos fueron quienes realizaron en Cuba las preguntas más encendidamente anticastristas al vocero papal, aún más que la de los medios americanos que cubrieron la gira. Toda una sobreactuación. Incluso, es notable también cómo moderan el tono cuando Francisco está con Cristina para, después, elevarlo a la categoría de santo en cuanto se separa de ella.

La historia no terminó. El Papa y la Presidenta tendrán una despedida, un último encuentro antes de que Cristina Kirchner abandone la Casa Rosada. Se realizará con todas las formalidades de los eventos en el Vaticano, a mitad de noviembre, en una escala del largo viaje que realizará la Presidenta para participar de la Cumbre del G20 que se hará en Antalya, una ciudad balnearia de Turquía. Será la sexta reunión entre ambos -además de las dos veces que se saludaron luego de las misas- en apenas dos años.

Un mes más tarde, Cristina Kirchner dejará la Presidencia y se especula acerca de cuál puede ser su destino en el corto plazo, en el que se supone que buscará mantenerse alejada de la coyuntura argentina. Dirigentes con buenos contactos en la Iglesia Católica aseguran que el Papa piensa en algunos ex presidentes para cumplir misiones diplomáticas en el mundo y que Cristina Kirchner –también se habla de Pepe Mujica y de Lula- sería uno de ellos.