Una semana después del entierro de Sandra Calamano, la docente que murió en la explosión en la escuela 49 de Moreno mientras intentaba preparar el desayuno para sus alumnos junto al auxiliar Rubén Rodríguez, el esposo de la mujer escribió una conmovedora carta en la que remarca la responsabilidad del Estado provincial por el trágico evento, que podría haber sido evitado.
“Hoy, justo hoy, Sandra, hace una semana que te despedimos en el cementerio de Moreno. Parecen meses ya…”, leyó Maximiliano en la marcha del silencio realizada por docentes frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires el último viernes. “Nos dejaste por la desidia de un Estado al que cada vez le importan menos las personas. Somos números, mi amor”, remarcó.
En este sentido, enfatizó que “de parte del Estado” no ve “que los responsables asuman ni siquiera la verdad de lo que pasó”. “La gobernadora", María Eugenia Vidal, “dice que el Estado invierte. Yo sé, Sandra, que toda tu vida pusiste dinero de tu bolsillo”, recordó Maximiliano en la misiva que fue publicada por el diario Página 12.
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“El Gobierno dice que le interesa la educación pública. Pero la vida no son declaraciones. La vida es lo que hacías vos. Si a un Estado le interesa la educación pública debe traducirlo en sus actos. En inversión. En cuidado de las escuelas, de los docentes y de los chicos. En orquestas y en construcción. En control del gas y en calefacción”, sostuvo, en referencia a los graves problemas con la conexión de gas de la escuela que habían sido denunciados en reiteradas ocasiones y que desembocaron en estas dos muertes.
Sobre esto, concluyó que “a este Gobierno no le interesan, en los hechos y de verdad, ni la educación pública ni los chicos ni las chicas”, que “no le interesan ni los docentes ni las docentes”, sino que “hace como que sí” y “disfraza las cosas”.
En referencia al escueto tuit de Vidal sobre la muerte de Sandra y Rubén, cuestionó que diga que “hay una utilización política” de este hecho y le contestó: “Que me lo diga en la cara”.
“Yo no quería tu partida. Pero ya que la desidia te mató, quiero que por lo menos tu partida sea un quiebre y que las cosas cambien. Para que la escuela no sea el lugar del pánico y para que no haya más Sandras y Rubenes. ¡Es otro Nunca Más, mi amor!”, lamentó.
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