La emotiva carta de un trabajador por la muerte de un compañero en una fábrica

El gremio Atilra publicó la carta del empleado del sector lácteo que hizo un fuerte descargo por el fallecimiento.

22 de enero, 2020 | 11.02

El trabajador lácteo José Ignacio Alonso escribió una carta por la muerte de Ezequiel Natalini, de 30 años, en el establecimiento agropecuario de Las Garzas ubicado en la ciudad de Navarro en la provincia de Buenos Aires. El mensaje fue publicado por el gremio ATILRA. 

La muerte se produjo por una caldera en mal estado y ocurrió el 1 de enero. "Para mí fue un compañero, que no conocí, pero con quien me unió la dignidad de ganarme la vida decentemente, el sufrimiento y la bronca por las diferencias y por las injusticias, en fin, lo que se dice sentir a alguien compañero de trabajo, de clase. Murió un trabajador, nadie quiera parafrasear: «total es sangre de gauchos»", escribió Alonso. 

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La carta completa: 

Arrufó, 21 de enero de 2020.

Consejo Directivo Nacional de ATILRA

A QUIEN CORRESPONDA:

... y nadie dijo nada. Así chiquito, cortito y en minúsculas, desapercibido, en realidad mucho más que lo que se dijo en cualquier medio, el 1ro de enero de este año nos recibió con el desgraciado hecho de la muerte del compañero Ezequiel Natalini, (30 años), operario del establecimiento Agropecuaria Las Garzas, ubicado en Navarro, Bs As., con dueño de apellido ilustre: Di Tella.

Una caldera en deficiente estado, inspeccionada por funcionarios que tienen la obligación no escrita de decir que todo está bien; ¿como el referí localista en el fútbol vio?: «...siga...siga». Empresas que todos sabemos y nadie hace nada, son absolutamente transgresoras de las normas laborales, de seguridad e higiene, de sanidad alimentaria, de leyes tributarias, que compran y venden en negro, que pagan remuneraciones en negro. Pero que se llenan la boca diciendo: «Nosotros les damos trabajo a la gente»; en lugar de decir: «Nosotros necesitamos de la gente para maximizar nuestras ganancias».

Como laburante lechero, sé que es muy difícil denunciar algunas cosas, porque el riesgo es la clausura del establecimiento y la consiguiente zozobra de los compañeros que afrontarán suspensiones y despidos en consecuencia. Cualquiera de nosotros castigaría con el desprecio, al dirigente que por exigir seguridad ocasione una clausura no deseada. Pero no debemos quedarnos callados, eso es lo peor que podemos hacer, uno de los nuestros murió en silencio, mansamente sometido al riesgo cotidiano de la desidia, porque ese compañero que murió, como todos los otros compañeros de fábrica sabían y saben en qué condiciones trabajan. La empresa nada ha dicho, las entidades empresarias tampoco, será que ellos piensan: «total es sangre de gauchos». Para mí fue un compañero, que no conocí, pero con quien me unió la dignidad de ganarme la vida decentemente, el sufrimiento y la bronca por las diferencias y por las injusticias, en fin, lo que se dice sentir a alguien compañero de trabajo, de clase. Murió un trabajador, nadie quiera parafrasear: «total es sangre de gauchos».

Nota: Favor de hacer llegar esta humilde nota a todos quienes tengan que ver con este lamentable suceso, que no es accidente, es tragedia por desidia de los responsables. Mis condolencias a sus familiares.

José Ignacio ALONSO DNI 32.405.061