A días de las elecciones primarias, la clase política puso el eje de la campaña en la bomba financiera de las Letras de Liquidez (Leliq), luego de las declaraciones del precandidato presidencial Alberto Fernández a El Destape. El stock ya llegó a niveles muy preocupantes y similares a los de las Lebac de 2018, lo cual implosionó el equipo económico de Cambiemos en aquel momento.
Actualmente, el stock de Leliq es de $ 1.278.963 millones, a 10 meses de la apertura del esquema monetario bajo las directivas de Guido Sandleris, presidente del Banco Central. La explosión de las Lebac se dio cuando su pico trepó hasta los $1,4 billones.
Sin embargo, la diferencia con el instrumento financiero anterior es que las Leliq vencen semanalmente y el pago de los intereses del 60% que el BCRA le ofrece a sus tenedores, los bancos, generan una bola de nieve que podría colapsar el sistema. Sólo en lo que va de julio, el Central generó deuda por $ 57.048 millones por lo que ofrece con estos títulos de deuda.
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Desde octubre de 2018, los intereses realizados generaron un gasto de $ 436.481 millones. La cifra representa casi un tercio de la base monetaria.
Aquí radica el motivo del galopante crecimiento del stock. Cuando Sandleris recurrió al inicio del programa licitación, el stock comenzó con $ 429.152 y en un puñado de meses ya superaba el billón. Varios economistas ya reconocieron que estas sumas son inconcebibles para la economía argentina.
El economista Claudio Loser -ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI- consideró que una tasa de interés "tan alta es imposible mantener por muchos años porque no es sostenible una tasa al 60%". Por su parte, el ex secretario de Finanzas Daniel Marx advirtió que las tasas de Leliq "no se pueden sostener en el tiempo. Hay que bajar la incertidumbre para poder reducirlas".
Sin embargo, el problema surge por el cómo desarmar un instrumento que puede poner en riesgo diversas variables. El Gobierno ofrece un interés alto para secar la plaza de pesos, promover que los inversores se vuelquen a estos títulos e impedir así que haya demanda sobre el dólar, para sostener su cotización.
La próxima administración deberá ser muy cuidadosa para salir de esta situación. Por ejemplo, un hipotético canje por bonos a menor tasa y mayor plazo puede alterar a los tenedores y generar una corrida cambiaria. Por eso, desactivar el peligro generado por Mauricio Macri, Nicolás Dujovne y el resto del equipo económico será una tarea ardua.