Para peor, según describe el diario Clarín en su edición de hoy, "la llegada de Bergman no pudo ser más desafortunada", ya que, ni bien llegó, "le avisó a la azafata que había olvidado pedir en tierra que le cargaran el vuelo para conseguir las millas", lo que provocó aún un mayor enojo en los pasajeros, que debieron esperar durante más de 60 minutos la llegada del ministro de Ambiente: tras el insólito pedido de Bergman, un pasajero lo castigó verbalmente generando "el aplauso del resto de los viajeros".
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Tras ello, el rabino entendió la situación y decidió desistir de su insólito pedido para que el avión pudiera despegar, evitando generar una demora aún mayor.