Inflación: ni el Gobierno le cree al INDEC

23 de mayo, 2015 | 11.30
Ni el Gobierno cree en el Indec. Los funcionarios no lo aceptarán en público –aunque, a veces, se les escape-, pero las decisiones de política económica que hablan a través de ellos dejan en claro que la tasa de inflación que se maneja en los despachos oficiales supera con holgura al 15,8% interanual que marcó el Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano (IPCNu) para abril.

Después de prolongadas negociaciones, el ministro de Economía, Axel Kicillof, se impuso y pudo ponerle un techo a las paritarias. Los gremios más importantes de la CGT oficial debieron ceder sus reclamos de aumentos salariales de entre 30 y 32% y conformarse con incrementos de algo más de 27%.

Kicillof, que se puso al frente de la paritaria y opacó al ministro de Trabajo Carlos Tomada, comenzó pidiendo acuerdos del 20% y luego se estiró a 25%. Finalmente, aceptó como moderada una negociación que superó en doce puntos a la inflación del Indec y se acerca a las estimaciones de consultoras privadas, que deambulan entre el 25 y el 30%.

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"Si la inflación va a ser de 10% menos que el año pasado, las paritarias deberían discutirse en un entorno más reducido", argumentó Kicillof en distintas declaraciones radiales. El jueves, en diálogo con radio La Red, estimó un incremento de precios superior a la de la medición oficial. "Según los números que nos están dando ahora, (la inflación) estaría alrededor del 19%, máximo 20%", dijo. Unos puntos por encima que la medición oficial. En 2014, el termómetro del Indec marcó 23,9%. En 2014, las consultoras privadas estimaron índices de precios de entre 31 y 39% y las paritarias cerraron, en promedio, algo por encima del 31%.

El presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, prefiere hablar de una desaceleración de la inflación sin una referencia oficial explícita, "se mida por donde se mida". Las estimaciones oficiales y las privadas dan cuenta de la desaceleración interanual, aunque hay unos diez puntos de diferencia entre una y otra.
La política monetaria se encuentra más cerca de las mediciones alternativas. Las tasas de las Letras Lebac, con las que la entidad monetaria retira pesos del mercado endeudándose con los bancos, rondan el 26% y superaban el 29% a comienzos de año. "Están en un nivel en el que nos sentimos cómodos", dijo Vanoli.

Las tasas de los plazos fijos deambulan entre 23 y 25% interanual y los depósitos crecen. La autoridad monetaria sabe que la única manera de retener ahorristas en el sistema financiero y pelearle algo de terreno al dólar ahorro es pagándoles un interés positivo o, al menos, neutro, diez puntos por encima de ese mentado 15% de inflación oficial. "La tasa de inflación, se mida como se mida, cayó 11 puntos o 12. Se pudo consolidar la estabilidad cambiaria con una reducción de la tasa de inflación. Era importantísimo que la gente se volcara a hacer un plazo fijo, era vital", dijo Vanoli a este cronista.

En la provincia de Buenos Aires pasa algo similar. Los funcionarios acuden con menor disimulo a indicadores alternativos para diagramar sus políticas económicas y el Relevamiento de Precios Minoristas (RPM), indicador de la consultora de Miguel Bein, se volvió referencia en el sciolismo. El RPM es un término medio entre el promedio de consultoras que elabora la oposición (IPC Congreso) y el desacreditado IPCNu del Indec. Para 2014 marcó una inflación del 31,6%. A abril de 2015, desaceleró a 24,5% interanual.

La necesidad oficial de acudir a índices alternativos no es nueva, pero no quedó atrás luego de la presentación del IPCNu, el indicador de precios nacional urbano que el Indec presentó en enero de 2014. Ya con el viejo IPC, los funcionarios de distintas carteras se las ingeniaban para estimar la inflación.

El Ministerio de Trabajo cerraba paritarias con el IPC 7 provincias como referencia, indicador elaborado en base a estadísticas provinciales que fue quedando en desuso por la presión de la administración nacional a los distritos para que dejaran de publicar sus estadísticas de precios. Ese mismo IPC 7, vale recordar, fue la alternativa para estimar precios que encontró el Cenda, el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino que comandaba Axel Kicillof antes de su incorporación al Gobierno.

En tiempos de Mercedes Marcó del Pont, el Banco Central solía recurrir al Índice de Precios Implícitos (IPI) del PBI, una medición oficial que, si bien no es equiparable a un IPC, da cierta idea de la evolución de los precios. El IPI siempre quedaba a medio camino entre el viejo IPC y las mediciones privadas y provinciales, pero cayó en desgracia cuando la propia medición del PBI perdió credibilidad.

Ahora, el BCRA apela elegantemente al Índice de Precios Mayoristas del Indec, cuya serie no se discontinuó con la presentación del nuevo IPCNu, aunque pegó un salto importante desde la medición de diciembre de 2013, en paralelo al indicador minorista. Entre diciembre de 2010 y diciembre de 2014, el IPM registró una inflación mayorista del 87,6%, o casi 22% anual.