La elevada inflación que generó el Gobierno llevó a que la canasta básica ya equivale a casi el 80% el salario mínimo. La proporción es peor para los jubilados, donde llega a prácticamente el 100%.
De acuerdo al Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), una jubilación media deberá destinar el 94,3% de su ingreso para obtener la canasta básica, y un salario mínimo el 78,5%. Esto supuso un aumento del 14,7% y 14,3% respectivamente.
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En base a datos del Índice de Precios al Consumidor del INDEC, los aumentos que sufrieron los alimentos fueron brutales: la harina subió un 98,6%; los fideos el 93%; pollo 92,2%; leche 85,5%; arroz blanco 79,7%; y aceite de girasol un 70,7%.
Al respecto, el documento universitario señala que “en relación al índice de salarios, se registra una caída de poder de compra de alimentos y bebidas en el orden del 17,8%”, y amplía: “dentro del universo de los trabajadores, la pérdida de poder de compra de los informales en términos de canasta básica alimentaria alcanza el 21%”.