El ministro de Economía, Martín Guzmán, brindó una entrevista exclusiva a Roberto Navarro en El Destape Radio en la que brindó detalles de la oferta para la reestructuración de la deuda, la economía pos pandemia, y hasta lanzó fuertes críticas a la función de los bancos en los últimos años.
- Roberto Navarro: Buenos días Ministro, ¿cómo le va?
- Martín Gzumán: Buenos días Roberto, gracias por el llamado.
- RN: No gracias a usted. Ministro, la primera pregunta es en toda renegociación de deuda, los acreedores, ya que uno le cambia los términos, le piden alguna explicación de cómo va a pagar esa deuda, en qué se funda esa estimación, y el mismo país piensa cómo va a ser nuestra economía para solventar este pago: cómo va a ser las exportaciones, nuestro aumento del PBI. Y yo me pregunto, como nunca hubo una renegociación en medio de una pandemia, como se hace esta estimación si uno no sabe como va a ser el mundo pos pandemia, si todavía no hay una vacuna, si la Universidad de Harvard dice que el aislamiento social va a seguir hasta 2022 y esto puede cambiar nuestro sistema de producción y comercialización, si el petroleo tiene precio negativo, es decir, si el mundo está patas para arriba, ¿cómo armó usted la propuesta, en qué se basó si no conocemos cómo va a ser el futuro?
- MG: Bueno, efectivamente, en todo proceso de reestructuración de deuda hay un elemento central que es analizar cuánta deuda se puede pagar, qué es sostenible, y como usted describe, eso implica definir variables a futuro, cuál es el sendero fiscal que el país puede sostener, cuál es el sendero comercial. Nosotros habíamos realizado ese análisis previo a la situación del coronavirus y ahora se nos presenta esta situación que tiene efectos muy negativos sobre toda la economía mundial y sobre la economía argentina y eso nos obligó a revisar nuestras predicciones en un contexto en el que hay alta incertidumbre y baja precisión hacia donde va a ir el mundo y la economía. Lo que hemos hecho es enfocarnos en los próximos años, hemos ajustado las predicciones hacia bajo. Ahora resulta ser que antes del coronavirus ya estimábamos que Argentina no podía pagar nada en los próximos años. En particular, en la oferta que hemos realizado existe un período de gracia de tres años. Si no se podía pagar nada antes del coronavirus, no afecta esto, significa que no se podía pagar nada y con el coronavirus menos aún. Menos que nada también es nada. En cuanto a los escenarios a corto plazo no hay grandes cambios. En plano general, a lo que estamos apostando es que en algún momento se va el coronavirus, en algún momento se resuelve esto en el mundo y se puede pagar. Pero para que se pueda pagar tiene que estar alineado con la idea que la economía argentina se ponga de pie, que la economía argentina se recupere y que esa recuperación no se vea ahogada por los pagos de deuda. En ese sentido decimos que lo que proponemos es algo sostenible y responsable porque es un compromiso que se puede cumplir.
- RN: Salvo hoy que hubo mucho ruido en Wall Street y cayó todo, la primera reacción hubo compras de títulos públicos argentinos. La reacción fue a favor de la oferta. ¿Significa esto que la oferta fue menos dura de lo que esperaban los acreedores?
- MG: Ahi hay distintos tipos de creencia. La realidad es que ya había habido muchas conversaciones con los acreedores, de modo que ellos tenían una idea precisa de que esperar. Se ha discutido mucho sobre la capacidad de pago de Argentina. LA verdad es que tampoco nos pusimos de acuerdo. Lo que dicen los acreedores es que Argentina debería profundizar el esquema de austeridad fiscal, de contracciones que venía transitando, y que eso generará confianza en ellos, y que al generar confianza en ellos eso le permitirá a Argentina acceder a financiamiento más barato. Y entonces las cosas van a ir bien, y el país va a poder crecer más. Eso nunca ocurre, no venía ocurriendo. Por el contrario, la economía colapsó. Fue lo que ocurrió en los últimos años bajo el gobierno anterior y nosotros de ninguna manera le daremos continuidad a ese camino. De modo que ya estaba claro lo que Argentina podía ofrecer porque han habido muchas discusiones. Estaba también claro que ellos aspiran a otra cosa, pero nosotros lo que vamos a ofrecer es lo que estamos haciendo, proteger a Argentina y hacer una oferta responsable.
- RN: Usted me está diciendo que conocían la oferta antes de hacerla pública.
- MG: No conocían la oferta pero lo que conocían es el análisis de sostenibilidad de la deuda. Recordemos que el Ministerio de Economía lo publicó y también hubieron presentaciones formales a los acreedores y hubo discusiones y renegociaciones bajo los parámetros de esos análisis de sostenibilidad. El análisis ese presenta cuáles son los senderos fiscales y comerciales que Argentina puede sostener. De ahí a conocer la oferta es cuestión de hacer cuentas, y esta gente sabe hacer cuentas. Entonces es sencillo.
- RN: ¿Hay una fecha límite para negociar?
- MG: La oferta queda abierta por aproximadamente 20 días. Así que ese va a ser el periodo en el que los acreedores y Argentina tendrán que tomar decisiones sobre si aceptan o no esta oferta.
- RN: Hubo en estos días expresiones de rechazo. Directamente están diciendo que no es seria, usted lo habrá leído. ¿Cuál es su opinión sobre estas declaraciones que claramente formaron parte de la negociación o de la estrategia de la negociación?
- MG: Lo que nosotros proponemos es algo absolutamente serio, es razonable, es una oferta sobre la base de la buena fe porque es un compromiso que podemos cumplir, al mismo tiempo que cumplimos con el compromiso más importante que es el de proteger a los argentinos y argentinas. Las expresiones de rechazo eran esperables, son partes de un proceso en el cual la otra parte busca presionar para que Argentina ofrezca más. Pero como digo, ofrecer no se puede, porque no es sostenible y es algo que no vamos a hacer.
- RN: ¿Qué cosas son negociables y qué cosas no de la oferta?
- MG: La oferta es la que es, ya está en la comisión de valores de los Estados Unidos y es el producto del entendimiento al que hemos llegado en función de las conversaciones y negociaciones que hemos tenido. De las cuales insisto que no hemos llegado a un acuerdo, porque ellos están pidiendo algo que es insostenible. De hecho uno de los grupos presentó una oferta que implica cero quita de interés y cero quita de capital, simplemente acomodar pagos de intereses en el tiempo. Era algo absolutamente insostenible, que hubiera llevado una dinámica de deuda que el país no puede enfrentar ni sostener en el tiempo. De modo que esta es la oferta y esto es sobre lo que hay que decidir.
- RN: ¿No es renegociable?
- MG: Esta es la oferta y la oferta es el producto de lo que se conversó y negoció antes y ahora es la hora de los acreedores de definir.
- RN: Habló también respecto a la deuda del FMI. ¿También al FMI se le va a pedir no pagar nada hasta el 2023?
- MG: Inclusive más, en el 2023 tampoco se puede pagar. Los montos que Argentina enfrenta con el FMI para los años 2021, 2022 y 2023, son montos que Argentina no puede enfrentar, no tiene esa capacidad de pago y no tiene acceso a los mercados de créditos internacionales. Recordemos que la premisa en la que se fundó el acuerdo del gobierno anterior con el FMI era que la entrada del FMI iba a generar un shock de confianza. Como entra el fondo, los acreedores iban a ver que había más plata y más dólares en la economía argentina, eso les iba a hacer creer más en Argentina. Esto en 2018, en el contexto de una corrida cambiaria, en el de un cambio notable en las expectativas de las virtudes o falta de virtudes del modelo económico que en ese momento imperaba en Argentina. La realidad es que no ocurrió eso. La verdad es que la entrada en escena del FMI no generó ningún shock de confianza positivo, por el contrario, generó más desconfianza. Cuando el mundo vio, teniendo en cuenta tan turbulenta historia que tiene Argentina con el FMI, que entra el FMI en escena, la conclusión fue bueno las cosas están realmente muy mal y todo empeoró. Argentina no consiguió acceso a los mercados de crédito, y lo que se esperaba es que con ese acceso al mercado de crédito se pudiera tomar prestado para pagarle al FMI. Eso no ocurrió ni va a ocurrir y nosotros buscamos tener un programa nuevo que implique no pagarle nada de los pagos de capitales programados por los próximos tres años.
- RN: Se agita el fantasma del default, se dice cuáles son las consecuencias de que, si nos dicen que no, en pocos días vamos a estar en default, hay gente que dice que el dolar se iría a 200 pesos, que Argentina tendría un 70% de pobreza. Ustedes tienen planteado ese escenario del default y qué consecuencias tendría para Argentina.
- MG: Lo que sucede es que nosotros partimos de la base que Argentina ya está en una situación de virtual default. Argentina ya no tenía capacidad de hacer frente a los pagos de la deuda que se habían programado. Nosotros decidimos seguir un proceso sobre la base de la buena fe. Hacer un esfuerzo para establecer ese proceso que llevaba unos meses. En esos meses se continuó pagando la deuda con reservas, que eso fue parte que previó la ley de solidaridad social y reactivación productiva, adoptada en diciembre de 2019. Pero ya considerábamos que la economía estaba en virtual default. No es que Argentina tiene acceso al mercado de créditos internacional y que luego de no poder hacer frente a los pagos de deuda en los próximos días va a perder ese acceso. Esto no es así. Argentina ya no tiene ese acceso y eso va a seguir ocurriendo, pase lo que pase. De modo que nuestras políticas económicas fueron en base a esa premisa. Nosotros planteamos que hay que hacer política económica en base a la realidad y no en base de ilusiones. En ningún momento planteamos un programa económico que se basase en la ilusión que Argentina iba a tener acceso a crédito barato, internacional a tasas sostenibles, eso jamás fue una premisa para nosotros.
- RN: Si se acepta, y se hace este canje de bonos, ¿Argentina vuelve a los mercados?
- MG: El análisis de la sostenibilidad de deuda que hemos hecho asume que eso va a llevar tiempo. Argentina no va a poder volver a los mercados rápidamente, es un proceso en el cual la confianza se tiene que construir sobre la base de manejos macroeconómicos consistentes. Además el mundo está en una situación muy difícil. Esta crisis de salud, el coronavirus, es un desafío que no tiene precedentes, que no ocurrió nada así en la historia de la economía global tal como la conocemos. Es una situación difícil y nosotros no suponemos que Argentina va a acceder rápidamente a mercado de crédito a tasas sostenible y hacemos política en consecuencia.
- RN: Hablando de política económica, ¿se puede definir esto que se pide siempre, cuál es el proyecto económico pos pandemia, los grandes lineamientos del plan económico de Argentina?
- MG: Nosotros desde el principio de nuestro período de gobierno identificamos un conjunto de factores que son los que estaban llevando a la economía argentina a una caída libre. Entre los muchos factores hay dos para resaltar para lo inmediato que era la muy fuerte austeridad fiscal en un contexto de recesión. Cuando hay recesión y el sector privado está restringiendo su gasto, si el sector público hace lo mismo lo que termina ocurriendo es que la demanda se cae a pedazos y entonces no hay demanda para el mercado interno y eso implica que se produce menos: hay menos actividad, menos empleo, hay más pobreza, eso venía pasando en Argentina. Eso había que darlo vuelta. El otro tema es que el esquema de política monetaria que estaba adoptando, bajo la premisa de que la inflación era un fenómenos puramente monetario y que entonces lo que había que hacer era reducir a cero el crecimiento de la base monetaria, a lo que llevó no es a una reducción de la inflación, de hecho aumentó, sino a lo que llevó es a que aumentasen mucho la tasas de interés. Y entonces justo en el crédito para las empresas en Argentina resultó ser prohibitivo. Inclusive aumentando más la inflación y no reduciéndola. Esos eran dos cuestiones a cambiar y que previo al coronavirus, nosotros ya estamos buscando cambiar. De hecho ahora hubo que redoblar los esfuerzos del fisco. Ha tenido que haber una expansión del gasto importante en un contexto en el que hay pocos instrumentos con los que financiarlos. Pero ese es el sendero que seguíamos. Vino el coronavirus y lo que tenemos que hacer es poner a la salud primero que todo. Y como ponemos la salud primero que todo, hay que reducir fuertemente la circulación. Pero el sistema económico, en Argentina y en todo el mundo, requiere de circulación para funcionar. Se tienen que mover los bienes, la gente. Como pusimos en práctica estas restricciones, lo siguiente fue proteger a los sectores más vulnerables. Básicamente decidimos tres esquemas de protección: la transferencia de ingresos, la extensión del seguro de desempleo, y el programa de asistencia al trabajo y la producción. Subsidiar de forma directa a los salarios. Nosotros buscamos como parte de este proceso asegurar que no va a haber destrucción del saber hacer de las empresas, porque una vez que se termine el coronavirus será muy importante que ese saber hacer esté presente porque la Argentina lo va a necesitar para poder recuperarse. Pos coronavirus, cuando se reabra la circulación, se tomarán medidas para lidiar con las tensiones que se tomarán en este momento, y se buscará darle continuidad al esquema que iniciamos en diciembre.
- RN: Hay quienes alertan que demasiada emisión puede llevar a una hiperinflación, y hay otros que dicen que hay cosas que están bajando, como el caso del petróleo. Usted está midiendo la emisión, le parece que se puede emitir dentro de la pandemia todo lo que sea necesario para mantener todo el sistema productivo y a los trabajadores en sus casas.
- MG: La realidad es que lo primero es proteger a los sectores en situación de vulnerabilidad y a Argentina no le sobran instrumentos. Crédito fiscal no tiene, crédito interno es un proceso generarlo, y se recurre a la emisión. En este momento no está generando inflación la emisión. Además hay que tener en cuenta que hay dificultad para gastar lo que se emite porque la gente no debe salir de la casa. Pasada la pandemia, obviamente lo que habrá es un plan para controlar los efectos de esa emisión acumulada. Hay una parte de eso que ira a más demanda por aquello cuya oferta puede crecer. Argentina tiene mucha capacidad instalada ociosa. Ya la tenía antes del coronavirus, aun más en esta situación. Ahí hay un espacio para que lo que aumente sea más la producción que los precios. Después obviamente que las tensiones sobre los precios en Argentina mucho tiene que ver con las tensiones cambiarias, que hacen que los precios de aquello que nos importa crezca y eso se transmita a otros precios en la economía, y ahí vamos a tener un plan para lidiar con eso, desde el desarrollo de instrumentos de créditos internos en el que estamos trabajando. Y en parte también hay una cuestión que es las mismas importaciones van cayendo en esta situación de coronavirus y caen más fuerte que las exportaciones. De modo que eso le genera un espacio a Argentina para poder lidiar luego de la pandemia con las consecuencias de las políticas que se toman ahora.
- RN: Una de las preocupaciones que hubo ayer con la caída del precio del petroleo es ese gran proyecto nacional llamado Vaca Muerta y muchos lo dan por muerto. ¿Usted qué opina?
- MG: Creo que es muy temprano para hacer alusiones tan fuertes, estamos en una situación de alta incertidumbre en el mundo, en el que se están redefiniendo los precios de las cosas y hay que esperar porque las cosas van cambiando muy rápido. Pensemos cómo era la economía mundial hace dos meses. Recuerdo estar en el G20 en Arabia Saudita y la discusión mundial era completamente otra. Y ahora es lo mismo, no hay que sobrereaccionar. Yo siempre digo que hay que tranquilizar a la economía argentina y esto es lo mismo para el mundo. Hay que reaccionar con cierta tranquilidad y tomar decisiones que no sean apresuradas. Afirmaciones de ese tipo es un poco apresurada.
- RN: Se piensa en la economía pos pandemia y hay notas como en el Finantial Times que se dice que viene un tiempo con más estado y mayor distribución. Acá hay empresarios que no quieren pagar impuestos a las grandes fortunas, o que lo primero que atinan en 30 días de no producir es a bajar salarios, ¿usted piensa que esto puede cambiar la manera de ver la economía en el mundo o que, al contrario, puede generar una mayor presión sobre el salario como está ocurriendo acá en el país?
- MG: Es muy interesante lo que ocurre porque se está replanteando muchas cosas en el mundo. Lo que se está dando es un cambio en el sistema económico, en cómo funciona la economía mundial y eso viene con puja de poder, en cómo se van a repartir las cosas, hay tensiones. LA lógica, desde el punto de vista del bienestar de los pueblos, indica que debemos organizarnos y darle un mayor rol a la organización social, al Estado, en generar mecanismos de protección para cosas que la economía no está preparada. Hoy fue el coronavirus, pero mañana será el cambio climático, o lo que sea. Tenemos que estar mejor organizados, con sistemas de salud más robustos, y con más presencia del Estado en cuestiones que son claves para el desarrollo que han quedado rezagadas en la producción de conocimiento. Las reglas de juego en el mundo para las cuestiones de las patentes, los derechos de propiedad, como se distribuyen las ganancias en el mundo, la desigualdad global ha aumentado muchísimo en las últimas décadas, las reglas del juego de este modelo económico han sido escritas por el poder más concentrado y en favor de ese poder y en detrimento de las grandes mayorías. Por un lado, lo que estamos viendo es una fuerte demanda en cambiar estos esquemas. Por el otro, es una fuerte resistencia para mantener los esquemas que prevalecen. Así como se ve con la reestructuración de la deuda en Argentina. Salió un artículo en el cual se remarca que los países del G20 están pidiendo a los acreedores del mundo que den un alivio sobre las deudas, que no cobren en el año del coronavirus. Y los acreedores del mundo no lo aceptan, lo que buscan es que haya un salvataje de parte de los pueblos a los acreedores. Que los organismos financieros internacionales funcionen como un salvoconducto de los acreedores. La realidad es que hay muchísimas cosas ocurriendo, hay demandas por cambios muy grandes, pero hay estructuras muy arraigadas que buscan perdurar en el poder y hacer perdurar las reglas del juego que tanto los han favorecido.
- RN: Hay un sector que siempre ha ganado mucho dinero en Argentina que son los bancos y que hoy se le ha pedido que den créditos para que las empresas paguen los sueldos. Ahora bien, esos bancos manejan los depósitos de los argentinos. ¿Hay peligro de que haya una alta morosidad de créditos impagos sobre estos créditos que están dando los bancos en este momento y que cruja un poco el sistema financiero?
- MG: El problema viene por otro lado en Argentina. Los bancos se han acostumbrado a un negocio muy fácil y muy lucrativo que cumpla una función distinta a la que los bancos deberían cumplir. Los bancos, en un sistema capitalista, lo que deberían hacer es canalizar el ahorro en inversión. El ahorro de la gente lo prestan para que hayan inversiones productivas. Se lo prestan al sector privado para que haya más producción o se lo presta al sector público que invierten en políticas públicas que generan fuertes retornos a la sociedad. En Argentina eso no viene pasando hace tiempo. El negocio de los bancos viene siendo el de tomar los depósitos de la gente y prestárselo al Banco Central, que con las Leliq termina pagando intereses muy altos y emite para pagar esos intereses. Y esos depósitos de la gente, en lugar de formar parte de un circuito de crédito que favorezcan la producción y las oportunidades de la misma gente que hace esos depósitos, termina favoreciendo la resta financiera. Un comportamiento rentístico que debe ser cambiado. Y eso es algo en lo que estamos trabajando de forma estable y con los tiempos que requiere. Esta idea que los bancos hagan negocio prestándole al Banco Central es algo que se ira acabando.
- RN: Es decir que habrá un cambio en la ley de entidades financieras...
- MG: Lo que estoy hablando tiene que ver con el esquema monetario financiero y con el uso de las Leliq. El tope de las Leliq viene cayendo y a una velocidad que no atente contra la velocidad financiera y ese es un camino que se continuará recorriendo. Lleva tiempo, pero apuntamos que los bancos utilicen los créditos para otra cosa y no para prestarle al Banco Central.
- RN: La última, este impuesto sobre las grandes fortunas, ¿hay una asignación específica? ¿podría ser una parte para el problema sanitario y otra parte para el problema económico, para garantizar créditos? ¿Qué es lo que está pensando al respecto?
- MG: Esos detalles todavía están bajo discusión y se irán anunciando a su debido momento. Lo que si está claro es que es un esquema a grandes fortunas, afecta a aproximadamente a 11 mil personas en Argentina, es una fuente de recaudación en un contexto en el cual hay una fuerte restricción de financiamiento y en un contexto muy difícil, en el cual se necesita de un Estado que actué para generar condiciones para sectores que, de otra forma, estarían muy desprotegidos. Pero como digo, esos detalles específicos se están trabajando y serán discutidos en el Congreso.
- RN: Hay solo 11 mil personas que tienen más de 3 millones de dólares en Argentina?
- MG: Bueno, al menos registrados, si.
- RN: Es una buena respuesta. Ministro, le agradezco mucho esta comunicación y le deseo la mejor de las suertes que es la suerte de todo.
- MG: Muchas gracias Roberto, un abrazo y muy buen día.