Los incendios que afectan los bosques tropicales de la Amazonía han dejado al desnudo la desintegración regional para brindar respuestas en conjunto a problemas concretos. Hoy, los ocho países de la Amazonía –Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Perú, Suriname y Venezuela– ni siquiera se pueden juntar para abordar el tema de los gigantescos incendios.
Lejanos parecen los días en que se discutía si se podía construir a nivel regional un Banco del Sur, una línea aérea en común o cómo se implementaba el Consejo de Defensa de la UNASUR, la Unión de Naciones Suramericanas. Cuando se aprobó el Tratado Constitutivo de UNASUR en 2008, Álvaro Uribe era presidente de Colombia y Hugo Chávez gobernaba en Venezuela con visiones del mundo diametralmente opuestas, salvo –tal vez– en un punto: la necesidad de construir un organismo regional con todos los 12 países de Suramérica.
El giro político hacia la derecha en Argentina, en 2015, con Mauricio Macri y en Brasil, en 2018, con Jair Bolsonaro cambió el panorama, y sus gobiernos privilegiaron una política de aislamiento del gobierno venezolano en sintonía con la política de Estados Unidos hacia dicho país, por sobre la integración regional.
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En abril de 2018 Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú decidieron suspender su presencia en UNASUR y luego estos países sumaron a Ecuador y Guyana para crear un nuevo “espacio regional de coordinación y cooperación” denominado PROSUR, el Foro para el Progreso de América del Sur, sin Venezuela, que –más allá de lo formal– está inactivo. Algunos gobernantes, por su compulsión de aislar a Venezuela, perdieron de vista que los organismos regionales fueron creados para trabajar de manera conjunta aún a sabiendas de las profundas diferencias ideológicas, de la misma manera que nadie abandona Naciones Unidas por tener sentado enfrente a su enemigo, incluso en momentos de conflictos bélicos.
Ahora, frente a la catástrofe de la Amazonía, ni siquiera se pueden reunir los ocho países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) porque incluye a Venezuela y hay gobiernos que siguen obstinados en no tener ningún contacto con representantes del presidente Nicolás Maduro.
Con un lenguaje parecido al de la Guerra Fría sesenta años atrás, en conferencia de prensa conjunta, Jair Bolsonaro y Sebastián Piñera dijeron que convocarían a los países miembros de la Amazonía, excepto a Venezuela. Parecería que es más importante aislar a Venezuela que aislar el fuego y evitar la destrucción del pulmón del planeta. Hasta los peores enemigos a veces se ayudan, pero pareciera que un árbol no permite ver el bosque.