Al efecto devaluación se suma la crítica situación económica que atraviesa la provincia de Buenos Aires. Según la gobernadora María Eugenia Vidal, está "quebrada". Y, como es habitual, los que pagan los platos rotos son los asalariados.
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Así las cosas, mientras en el Presupuesto 2016 que aprobó la semana pasada la Legislatura bonaerense se estipula una suba, promedio, del 36% para el impuesto automotor, en la práctica, los valores en la gran mayoría de los casos distan enormemente de lo trazado en la ley.
Esta semana comenzaron a llegar las facturas de Arba con alzas que hasta duplican el impuesto de 2015. En otras, las menos, la remarcación es del 30%.
La disparada del impuesto se repite en autos de alta gama como en las líneas clásicas. La cuota de un Gol Power, dos puertas, 1.6, de 2008, por ejemplo, pasó de valer este año $320 a tener que pagar $575 desde 2016. Equivale a un incremento del 79,6%.
Para el dueño de un FIAT Palio1.4, modelo Fire, que pagó $1819,30 de cuota anual este año, ahora tendrá que depositar al fisco $3011,50 para no figurar como deudor del tributo. Equivale a una suba del 65,5%.
Las alzas más marcadas están en las unidades de alta gana. Allí, la patente pasa a representar, a veces, casi el 10% del valor del auto. Una camioneta Chevrolet Tracker, de caja automática, tiene como obligación para 2016 un anual del tributo de $28.215 contra los $13.109 que pagó en 2015. Es decir, un aumento del 115 por ciento.
Pero también están los "afortunados", cuya factura sólo viene con un aumento del 30%. Un Ford K 1.0 que en enero de este año liquidó la patente anual a $2721, ahora deberá pagar $3523 en 2016.