En este reciente mensaje del ministro de Energía, la síntesis del modus operandi del régimen neoliberal para la energía, la ciencia y la tecnología. Iguacel apela al desconocimiento generalizado que la ciudadanía tiene no solamente de una empresa como INVAP, sino también de lo que los gobiernos entre 2003 y 2015 hicieron con ella. Desconocimiento, por supuesto, pacientemente urdido desde los principales medios de comunicación, hoy oficialistas. Iguacel entonces, aprovechándose de dicho desconocimiento, toma sesgadamente una de las tantas contrataciones entre el Estado Nacional e INVAP realizadas durante aquel período. ¿Cuál de todas? La que más le conviene al objetivo de transmitir que, mientras que el kirchnerismo la relegaba prácticamente a cero, el macrismo la fomenta a capa y espada. ¿Por qué no recordó los contratos entre INVAP y CNEA para el reactor RA-10 o con los contratos entre INVAP y CONAE para la construcción de satélites? Acto seguido, y para diferenciarse del supuesto abandono K, el CEO-ministro escribió: "Ahora en cambio exporta tecnología nuclear a 6 países". ¿Puede atribuirse al macrismo estas exportaciones? Y aún más relevante: ¿Cómo miden los países más desarrollados el respaldo gubernamental a empresas del estilo de INVAP? ¿A partir de los contratos de exportación o de los contratos con el Estado Nacional, sus instituciones y empresas?
En primer lugar, INVAP nunca fue un contratista principal en Atucha II. Su función, como explicó la propia empresa rionegrina, tuvo que ver con el "diseñó el Sistema de Gestión de Residuos destinado a residuos radioactivos de media y baja intensidad producidos por la operación y mantenimiento del PHWR (por las siglas en inglés de Reactor de Potencia de Agua Caliente Presurizada,) de la Central Nuclear Atucha II". Preguntamos al ministro entonces: ¿Por qué no recordó los contratos entre INVAP y CNEA para el reactor RA-10 o con los contratos entre INVAP y CONAE para la construcción de satélites?
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Acto seguido, y para comparar con el supuesto abandono K, Iguacel agregó: "Ahora en cambio exporta tecnología nuclear a 6 países". Parece ser que fue gracias al macrismo que INVAP exporta al mundo. Primeramente, cabe señalar que la exportación de tecnología nuclear depende de los resultados de las licitaciones, y no de la decisión política de la administración neoliberal. Es decir, estriba en las propias capacidades de INVAP de ser tecnológica y financieramente competitiva por sobre los restantes candidatos. Secundariamente, depende de que los países convocantes puedan sostener sus compromisos contractuales, sobre todo los financieros.
En cuanto a si puede atribuirse al régimen neoliberal las exportaciones de INVAP, pasamos a explicar: la venta a Australia del reactor OPAL (diseñado y construido por INVAP) se ganó en el 2000 y fue inaugurado durante el kirchnerismo, más precisamente en 2007. Igual con la licitación para la venta de una planta de radioisótopos a India. Lo mismo para el reactor de investigación a Arabia Saudita. Ídem con Argelia, para la actualización de potencia del reactor NUR. Respecto de Holanda, la licitación para construir un reactor para la producción de radioisótopos se ganó en 2009, pero por falta de recursos aquel país decidió cancelar el contrato. Ahora, nueva licitación mediante, volvió a ganarse. Esta vez Holanda cuenta con recursos, habiéndose allanado el camino con anterioridad a Macri. En relación al acuerdo con Brasil para la venta de ingeniería básica y de detalle para la construcción conjunta de dos reactores para la producción de radioisótopos, el convenio fue suscripto durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Finalmente, tenemos los centros de medicina nuclear comprados por Bolivia. Análogamente a las iniciativas antes descriptas, fue la gestión kirchnerista la que posibilitó dicha adjudicación. Efectivamente, al menos desde 2014 que se venía trabajando en una alianza estratégica en el campo nuclear entre ambos países, por cierto, consumada oficialmente durante la visita del presidente Evo Morales a Atucha II a mediados de 2015.
En suma, los contratos de exportación de INVAP a los que refiere Iguacel son consecuencia, por un lado, de la calidad científica y tecnológica de la empresa, así como de sus empleados. Y por el otro, e íntimamente vinculado al punto anterior, del primordial empuje recibido por INVAP durante los tres gobiernos kirchneristas. ¿Cómo fue que se tradujo dicho empuje? Mediante la celebración de contratos de la estatal rionegrina con empresas y organismos del Estado Nacional para diseñar, desarrollar e integrar para la empresa estatal AR-SAT los satélites geoestacionarios ARSAT-1 y ARSAT-2; para diseñar, desarrollar e integrar satélites de observación de la Tierra para la Comisión Nacional de Actividades Espaciales; para diseñar y construir el reactor nuclear multipropósito RA-10 para la Comisión Nacional de Energía Atómica; y para diseñar y construir los radares de gestión del tránsito aéreo comercial, civil y de vigilancia del espacio aéreo para el Ministerio de Defensa, entre otros ejemplos. Resumiendo, fue gracias a este flujo permanente y progresivo de recursos que la INVAP referida por el CEO-ministro logró expandirse y consolidarse internacionalmente.
Para concluir, importa destacar que, con empresas del estilo, el análisis del nivel de apoyo recibido por parte de sus respectivos gobiernos no se mide en términos de contratos de exportación adjudicados -reiteramos, para los cuales ganar la licitación es independiente del apoyo político recibido por las autoridades nacionales-, sino en términos de contratos locales, esto es, con las dependencias públicas del Ejecutivo y empresas estatales.
¿Y la verdad sobre este tipo de contratos desde la asunción de Macri? No ha habido más que proyectos discontinuados por falta de presupuesto -como discontinuados el normal pago de salarios y medio aguinaldos a los trabajadores-, siendo que los únicos que se mantuvieron lo hicieron porque estaban prácticamente concluidos a diciembre de 2015, tal y como explicamos oportunamente.
Iguacel, como puede advertirse, miente vil y vergonzosamente. En una palabra: embauca. Por desgracia, el flamante ministro no se despega del modus operandi de otros funcionarios del régimen neoliberal, y que incluye promesas imposibles de cumplir (tanto por la naturaleza del régimen, como por las nuevas exigencias del FMI). En realidad, esos 1.500 millones de pesos mencionados irán para cancelar las deudas por sueldos y aguinaldos impagos a los trabajadores de INVAP. Mientras tanto, proyectos medulares como el RA-10 siguen sin recibir ningún compromiso real del Poder Ejecutivo Nacional. Señor Iguacel, si lo que quiere es asegurarlos, nada de promesas, mensajitos en redes sociales ni discursos: asignación de los recursos económicos requeridos mediante Boletín Oficial, estableciéndose la creación de una reserva de cara al Presupuesto 2019 y al ajustazo del Fondo.
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