Darío Lucas Basualdo era un bebé de etnia wichi que tenía 1 año y 3 meses. Oriundo de la ciudad salteña de Tartagal, perteneciente a la comunidad Las Moras (donde viven aproximadamente 60 familias), falleció tras una severa deshidratación y con signos de desnutrición. La directora de pediatría del Hospital Público Materno Infantil, Susana Balcarce, lo confirmó a medios locales.
Según señala el portal local QuePasaSalta, el pequeño presentaba un cuadro de diarrea y vómitos por lo que llegó al nosocomio con un importante cuadro de deshidratación. En el lugar se realizaron todas las tareas posibles para lograr estabilizarlo, aunque esto no fue posible. Asimismo, la doctora Balcarce confirmó que él bebe estaba desnutrido.
La primera atención del niño fue realizada en el área operativa de Tartagal y luego trasladado en vuelo sanitario a la Ciudad de Salta donde falleció. Aún esperan el resultado de los estudios de laboratorio para determinar la presencia de algún virus o bacteria.
El dirigente wichi Modesto Rojas, miembro de la Asociación Indígena de la República Argentina (AIRA), habló con El Destape sobre el hecho y contó el acuciante estado que viven las comunidades originarias en el interior. Y que el desenlace del bebé de un año y tres meses "puede ser el de otros niños, dada la miseria en la que viven". Afirmó: “Yo cuando lo vi al bebé ya en el cajoncito me di cuenta que era muy chiquito para la edad que tenía y las piernitas bien flaquitas. Era evidente el estado de desnutrición”.
Rojas contó que el padre del niño de apellido Basualdo es uno de los tantos desocupados que, dada la crisis económica, con las necesidades básicas insatisfechas. “El señor Basualdo es un jornalero, un changarín que como otros no consigue trabajo y no puede llevar el pan a su casa. Hay veces que los chicos y sus familias no tienen qué comer y viven a base de mate cocido y pan duro”.
El relato del abandono se complementa con la falta de agua potable en el lugar: “Acá estamos cerca de una ciudad como Tartagal y sin embargo no tenemos agua durante el día. Solo por las noches y hay un solo caño. Las familias van con baldes o tachos que recogen de las fincas, los chicos toman de esa agua y después se enferman. Eso pudo haberle pasado también al bebé de los Basualdo”.
Conmovido por el hecho, el dirigente wichi dijo: “Se nos están muriendo los chicos, hay muchos casos de los que no se enteran ni en Salta Capital. Estamos olvidados por todos. El papá del bebé no podía darme el certificado de defunción porque no podía parar de llorar. El ya sabía que el bebito estaba enfermo y lo mandaban del hospital de Tartagal y le decían que tenia que hacerse vapores”. Y agregó: “Me duele que los míos se sigan muriendo de hambre. Espero y le pido al Presidente que no nos ignore como hizo el anterior”.
Racismo y olvido
El abogado de Derechos Humanos y miembro del colectivo Identidad Marrón que busca visibilizar el racismo estructural en las personas marrones e indígenas en la sociedad argentina, Alejandro Mamaní, opinó a El Destape: “Las muertes de niños que provienen de comunidades indígenas en Salta son una realidad constante, así como la desidia por parte del gobierno provincial y municipal. El desinterés y la invisibilización de estos casos en los medios de comunicación nos recuerda la selectividad de la empatía”.
El especialista enfatizó a este portal que existe una normalización en la discriminación para las comunidades originarias: “El racismo estructural es la normalización y legitimación de políticas públicas, prácticas cotidianas y actividades diarias que se acumulan y producen resultados adversos contra personas de un grupo por su color, etnia, clase u otras características. Este caso, esta muerte del niño, es resultado del mismo. Ese racismo estatal que abandona a las comunidades indígenas en el silencio y la pobreza, negándoles el acceso a sus derechos más fundamentales”, concluyó.