Guillermo Nielsen: "Es una pelotudez absoluta esperar a que venza la cláusula RUFO"

03 de noviembre, 2014 | 20.39

Entrevista de Ezequiel Orlando
Redacción "El Destape"

El ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen descalificó la estrategia del gobierno nacional de comenzar la negociación seria con los fondos buitre el año próximo, dado que la cláusula RUFO no aplica para las sentencias judiciales. Asimismo, advirtió de los "holdouts de segunda generación", que compraron bonos en los últimos meses y pueden pedir la aceleración de los títulos públicos.

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¿Cuál es la estrategia que siguen los fondos buitre? ¿Van a buscar acelerar los bonos defaulteados?

A los buitres les conviene apretar ahora y arreglar para que no nadie pida una aceleración de los pagos. Si hay aceleración, se reparten de vuelta las barajas. Tiran a la mierda todo el laburo legal de años y empiezan de nuevo.

De todos modos, los buitres ya están apretando a Cristina Kirchner con sus cuentas bancarias, con las de Máximo ¿Qué cambió de julio a ahora para que el Ministerio de Economía platee resolver el problema en enero? Nada, sólo que NML le mostró los dientes a la presidenta, les mostraron lo que pueden llegar a exponer en caso de que no les den lo que quieren. No vienen a salvar la democracia, como dicen desde ATFA, ellos quieren cobrar lo más que puedan.

Si se aceleran los títulos públicos, ¿no obligarían al Gobierno a presentarles mejores condiciones para un canje de deuda?

Sí, los obliga a negociar de vuelta. Es como que el reloj vuelve a 2005 con condiciones mucho peores para la Argentina y para los buitres, que quedan en un limbo ¿Cuál es su gran fortaleza ahora? Haber conseguido la sentencia que llegó hasta la Suprema Corte. Ahora, si se reestructura todo, ya eso pasa a segundo plano.

Además, Argentina impulsó la creación de un marco legal de la ONU para que un grupo minoritario de acreedores que no acepte reestructurar no pueda exigir mejores condiciones.

Eso no sirve absolutamente para nada, sólo si hubiera estado en el prospecto de deuda inicial. El problema es que el que no reestructura tiene las condiciones del bono anterior y los buitres tienen los títulos del megacanje, que no incluían este criterio, y además tienen la tasa más alta. El juez falla y calcula la mora respecto del tipo de interés inicial de los activos. Entonces por no pagar se ponen punitorios por encima de esa tasa y se va todo al carajo.

De todas maneras, todos los canjes de la última década tienen cláusula de acción colectiva que indica que con un 75% de apoyo todos aceptan a las nuevas condiciones. Las cuestiones políticas se debaten en la ONU, pero las económicas, por definición, no se tienen que llevar ahí, sino al Banco Mundial, al FMI y al G20.

Es decir que hasta diciembre los buitres van a ejercer la mayor presión...

Es cuando, no los buitres, sino los holdouts de segunda generación van a pedir la aceleración y el "cross default". Es más, la aceleración se le pide al fiduciario de los tenedores: el Banco de Nueva York Mellon. El Banco Nación no fue aceptado por los tenedores, sino que elegirlo fue una decisión unilateral del Gobierno argentino, que significó un error ¿Por qué? Porque para que haya default existen dos requisitos: se deben depositar los fondos en el BoNY y estos tienen que llegarle a los bonistas. En el caso del Discount el Ejecutivo depositó el dinero en el agente fiduciario pero no le llegó a los acreedores, con lo cual hay un default pero tienen un gris con el que discutir. En cambio, en el caso del Par el Gobierno ni depositó ni le llegó la transacción a los bonistas. No hay ninguna duda ahí de que Argentina está en default.

La otra gran cagada al designar al Nación es que nombraron a una parte del aparato del Estado argentino, y por lo tanto es embargable. El banco tiene encima dos sucursales en Estados Unidos, una en Manhattan y otra en Miami. A esto lo podrían haber previsto, ya que cuando estás en la Casa Rosada, el objetivo es evitar problemas, zonas de riesgo. Acá no se hizo esto y se puso la cabeza en el ventilador.

¿Y por qué los buitres no han pedido aún el embargo de los fondos?

No sabemos qué es lo que está pasando en realidad. Acaban de terminar los 30 días de tolerancia de los bonos Par y lo cierto es que el Gobierno está paralizado y no hay un contraataque jurídico.

Desde el Ministerio de Economía se comenta que es preferible esperar hasta enero...

Es una pelotudez absoluta esperar a que venza la cláusula RUFO. El Gobierno cree sus propias mentiras. Acá fallaron los abordajes económico y legal. Yo no tengo ninguna duda en que el estudio de abogados Cleary Gottlieb metió la pata porque perdieron en todas las instancias. Ahora, me llama la atención que el 16 de junio se dio a conocer la decisión de la Corte Suprema de no tomar el caso y pasaron cuatro meses en los que todavía no se los reemplazó como representantes de Argentina. Ese es un indicador de que no hay gestión.

¿Por qué es una pelotudez esperar a enero para negociar con NML?

Porque es una mentira la RUFO. Es explícita esa cláusula: para cumplir una sentencia no corre. Suponiendo que existieran dudas sobre ello, debería hacerse una presentación ante el juez pidiéndole seguir pagando como hasta ahora y hacer un depósito judicial de U$S 500 millones como muestra de buena fe para negociar en enero. Esto último nunca se hizo.

Además, ¿a cuánto puede bajar el Gobierno la pretensión de los buitres? Al 90% u 80%, pero no más. A fin de año serán U$S 1.650 millones los que Griesa y los fondos querrán que Argentina pague.

Al nombrar a Nación Fideicomisos separa los montos que le corresponden a los buitres del pago de intereses de los títulos públicos.

¿Y eso qué es? Desacato. Eso llevó al juez a que declare el desacato.

Pero en enero el Gobierno le podría hacer una oferta mejor a los buitres en caso de que quieran pagarles.

Sí, pero no hacía falta esperar tanto. Debían evitar el default y el desacato y no lo hicieron cuando con U$S 500 millones de un depósito en el juzgado de Thomas Griesa podían hacerlo. Están muy mal manejadas las partes jurídica y la económica. Además, no hay contraataque legal, cuando debería estar haciéndolo.

Y por más de que se arregle el litigio, hay cosas que no las solucionás: empresas de primera línea que importan en cuenta corriente desde hace muchos años; hoy los abastecedores del exterior les piden cartas de crédito irrevocable, ya no exportan más a cuenta corriente. Y ahí tenés un problema por el raquítico sistema bancario argentino, que te encarece la importación. Hay muy pocos bancos que estén exentos del riesgo de contraparte para abrir una carta de crédito y que se la acepte uno externo. Entonces, las importaciones se encarecen por el default. Este es un efecto sordo, pero destructivo.

Las empresas producen bienes complementarios de las importaciones, por lo que si no hay comercio pleno hay un desempleo (menos horas trabajadas o puestos) que es consecuencia de este problema. No es tan abstracto.

¿En el financiamiento externo también influye el default o ya era escaso?

No había mucho, pero existían ciertas líneas de crédito. Y la otra metida de pata es buscar este dinero en las cerealeras cuando el fondeo está en el mercado financiero, por lo que están yendo a golpear la puerta equivocada porque están absolutamente perdidos. Es cierto igual que es carísima para Argentina porque hay fondos ocultos. Hay un daño absolutamente innecesario por el que ya estamos transitando.

En caso de que no se le pague a los buitres en 2015, ¿un nuevo Gobierno les pagaría?

Argentina necesita financiamiento, no tiene forma de seguir con fondeo propio. Las líneas del BID y del Banco Mundial no alcanzan.