Guerra de Malvinas: entrevista de El Destape a Geoffrey Cardozo, el británico que construyó el cementerio en Darwin

02 de abril, 2019 | 19.57

El capitán británico Geoffrey Cardozo fue el creador del cementerio de Darwin, donde están sepultados más de 200 solados argentinos en las Islas Malvinas. El oficial de 32 años llegó al archipiélago, tras el fin de la guerra, para brindar a los ingleses alimentos, calor y ayuda psicológica. Su misión cambió luego de hallar cientos de cuerpos jóvenes en los campos de batalla. Les dio sepultura en un terreno donado y anotó los detalles en un cuaderno que llegó a la Argentina en 2008. Aquel año, tres ex combatientes, volvieron de Inglaterra con las anotaciones luego de un encuentro con Geoffrey. Fue el impulso para avanzar con los pedidos de localización de cada “soldado argentino solo conocido por Dios'', enterrado en el Cementerio Argentino en Darwin.

Desde 2017 y hasta el momento un enorme equipo de trabajo logró localizar a 112 de un total de 122 héroes de Malvinas. ¿Por qué un ex Oficial de Logística del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña atiende a un medio argentino un 2 de abril y sabe detalles de estos 37 años? “Es un día muy fuerte para todos. Nos recuerda el coraje de los combatientes que murieron en el conflicto bélico”, confiesa.

-¿Por qué su compromiso con nuestros caídos?

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Pensaba en sus madres como en la mía. Los llamaba “chicos”, un término que usamos para referirnos a soldados a cargo, tiene que ver con la responsabilidad de un Oficial. Para mi eran hombres. Sentía que era una extensión humana de ustedes.

-¿Qué destaca de los soldados argentinos?

-Mi opinión y la de mis amigos ingleses profesionales son las mismas. Jóvenes luchadores y valientes. Un adversario con bravura remarcable.

-¿Cómo consiguió el lugar donde se ubica el cementerio?

No era fácil porque los isleños no querían un cementerio demasiado cerca de los pueblos. Pero dos hombres que tenían un pequeño territorio, me dijeron “toma nuestro campo para el cementerio”. Una sugerencia maravillosa, casi bíblica. Usé ese pequeño trozo de territorio para hacer un cementerio bonito. Pero ahora está mejor, ya que han hecho una reconstrucción. Los caídos pueden hallar un poco de paz.

-¿Cómo coordinó las tareas?

Tras el conflicto, tardamos cuatro o cinco meses en buscar los cuerpos. No tenían su chapa de identificación, no sabíamos que hacer, eran humanos! En el campo de batalla los enterramos en tumbas temporarias. Sobre ellas colocamos fusibles, cascos,… y yo tomaba nota. Entre enero y febrero de 1983 los recogimos y trasladamos con funerarios ingleses hacia Darwin para sepultarlos con honores. Tomamos la decisión de ponerlos en dos o tres bolsas para preservarlos y eso fue vital para identificarlos 36 años después.

- Junto al ex combatiente Julio Aro han sido postulados para el Premio Nobel de la Paz… ¿sería una recompensa?

-El premio es el alivio de la madre y la “felicidad”, si es que se puede usar la palabra, de los familiares de encontrar a sus hijos, visitar el cementerio, ver las tumbas y pasar algunos momentos cerca de sus queridos. La postulación, ella misma, es un hecho muy importante, un testigo de la importancia de todo un grupo: el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), el Comité Internacional de la Cruz Roja, Fundación No Me Olvides y muchas otras Asociaciones de veteranos y personas que tienen un corazón grande.

-Su actitud demuestra empatía, ¿cree que este valor está desgastado en las sociedades del mundo hoy?

-En cada país hay un porcentaje de personas que nunca quieren comprender, que son ciegos a cosas relevantes y esta es la importancia de la educación y las posibilidades que podemos dar a la juventud, nuestro futuro. Tenemos que cuidar lo que decimos a esta nueva generación que empiezan con sus almas limpias, con corazones limpios y con una pagina blanca que nosotros no debemos ensuciar.

- ¿Cómo es actualmente su vida?

Vivo en Londres y trabajo en Paris. Tengo una fundación para chicos con problemas psicológicos. Estoy casado con una amiga de mi juventud, tengo una hija enfermera de 26 y un varón de 27. Para mí es un privilegio haber sido el hombre “elegido” por no sé quién para hacer este trabajo tan importante, para personas tan valientes.

Geoffrey Cardozo llegó a la Argentina en 1982 para brindar bienestar y entregar cartas de familiares como parte del plan de apoyo a sus compañeros; sin embargo, terminó escribiendo una de las historias mas conmovedoras de nuestro país. Gracias a sus aportes, familias de 112 soldados argentinos reciben las noches en paz.

* Mayra Jelvez es corresponsal de El Destape en Mendoza.