El Gobierno griego tiene que pagar hasta fines de abril 2.600 millones de euros en salarios y pensiones, otros 2.400 millones de euros en ayudas sociales y gastos de la Seguridad Social y 1.100 millones en intereses.
Grecia afronta grandes problemas de liquidez, que el gobierno no ha concretado, pero que se derivan de la decisión del Banco Central Europeo (BCE) que el pasado 11 de febrero dejó de aceptar los bonos helenos como garantía en sus operaciones de refinanciación ordinarias, como las subastas semanales.
No obstante, el gobierno reiteró en los últimos días que no habrá problemas en los pagos de los salarios y las pensiones, así como en la devolución de los préstamos y espera que la amnistía fiscal que prepara, mejore la liquidez de las arcas públicas.
Esta amnistía prevé que los que tienen deudas con Hacienda puedan devolverlas en un solo tramo, sin pagar los intereses y las sanciones que les corresponderían.