Se consumó el golpe de Estado en Bolivia y los fascistas salieron a mostrar su peor cara: quemaron una bandera Whipala, símbolo de los pueblos originarios de la Cordillera de los Andes e históricamente discriminados por la élite blanca y rica del país del Altiplano, de donde proviene el fanático religioso Luis Fernando Camacho, cabecilla de la avanzada dictatorial.
El Golpe, que el gobierno de Evo Morales venía denunciando desde su origen tras las elecciones del 20 de octubre, avanzó sobre La Paz al grito de "Sí, se pudo" mientras celebraba haber tomado el Palacio de Gobierno luego de la "sugerencia" de las FF.AA. y la Policía para que Morales renunciara.
Los golpistas incluso ingresaron a las casas de los funcionarios para saquearlas, pese al llamado a nuevas elecciones que había formulado el presidente legítimo de Bolivia en el mediodía del domingo. Sin embargo, la reacción de la oposición fue exigirle a Evo que no se presente a un nuevo comicio.