El ex ministro de Salud Ginés González García dialogó con El Destape sobre los cambios en el Gabinete impulsados por el gobierno de Mauricio Macri. Dos ministerios fundamentales como Salud y Educación se convirtieron en secretaría con el fin de reducir el déficit fiscal y cumplir con las exigencias del FMI. El Gobierno reduce la categoría de dos áreas clave, que protagonizaron contundentes reclamos del 2018: negociación de paritarias, denuncias de subejecución presupuestaria y el debate por la interrupción voluntaria del embarazo, entre otras cosas.
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Este año, el proyecto por la legalización del aborto obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados, pero no logró convertirse en ley en el Senado. El ahora secretario de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, fue uno de los expositores a favor del proyecto. Durante su discurso, el ex ministro explicó que la aprobación significaría un ahorro anual de $ 3.400 millones. Con los nuevos cambios, será la ahora ministra de Desarrollo Social y Salud, Carolina Stanley, quien comande el organismo. Durante el debate se mostró en contra del la legalización. Por otro lado, durante su gestión fue señalada como la responsable de suspender pensiones por discapacidad.
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Esta semana se llevó a cabo un abrazo simbólico al edificio del Ministerio de Salud, ubicado en la Avenida 9 de Julio y Moreno. Los trabajadores del área advirtieron que pueden ocasionarse problemas en las campañas de prevención, así como la posible desaparición de programas y suministros. El propio González García participó del reclamo y habló con El Destape sobre los cambios que se vienen.
El Destape (ED): En este contexto, ¿cómo queda el escenario para debatir el aborto el año que viene?
Ginés González García (GG): Este va a ser un tema electoral claro. Van a tener un problema porque la población de algunos distritos en todas las encuestas están mayoritariamente a favor de la legalización. Las espadas que tienen ellos para jugar el partido son Federico Pinedo, Elisa Carrió, Gabriela Michetti, Horacio Rodríguez Larreta. Ellos quieren bajar lo que puedan el debate y van a buscar descomprimir con la despenalización. Pero la despenalización ya funciona de hecho.
No me parece que el cambio tenga incidencia en el debate. No diría que ahí va a estar el tema. Antes de esta decisión, el Gobierno empezó claramente a dejar de asignarle cualquier tipo de prioridad a salud. Todos los presupuestos desde que asumieron fueron porcentualmente disminuidos dentro del presupuesto nacional. Los programas anteriores que estaban estabilizados y ya eran una costumbre, habían demostrado ser muy contundentes. El REMEDIAR es un ejemplo de ello y lo destrozaron. Salud Reproductiva nunca terminó de funcionar como lo hacía antes. Ha habido faltantes sistemáticos en la provisión de medicamentos obligatoria por tuberculosis, VIH, reactivos. Y ahora termina consagrado con vacunas. Es una episodio casi final que muestra el desinterés del Gobierno por el área.
ED: ¿Por qué el Gobierno baja de rango a un ministerio de un área tan importante como Salud?
GG: Esto cuesta más en la papelería que tenés que rehacer que el ahorro que se obtiene. No se puede entender cómo un Gobierno habla de un ahorro ficticio para explicar una cosa que sólo hicieron las dictaduras militares. No hubo nadie que se animara a hacer una cosa así. Es una mezcla de desaprensión e incapacidad. Hay una desorientación general del Gobierno. ¿Qué sentido tiene que un ministerio que no era ministerio (Transporte) lo hayan elevado y hagan esto con Salud y Educación? Tiene que ver con quienes son amigos. Y los amigos quedan.
ED: ¿Cómo analizás el cambio de mando entre Adolfo Rubinstein y Carolina Stanley?
GG: Cuando asumieron, desde el Gobierno dijeron que no iban a descuidar el aspecto social. Después de decir eso, borran el sistema de salud. Yo creo que son una mezcla de ideología conservadora y de incapacidad. En el caso de Rubinstein, muchos quedaron enojados por su posición frente al aborto. En el propio debate en el Senado había agresividad y descalificación. En mi vida había visto que un senador del oficialismo tratara así a un ministro.
Por otro lado, el sector de la salud es clave en momentos de crisis, donde hay un círculo pernicioso mundialmente aceptado que es pobreza-enfermedad, enfermedad-pobreza. Ante la crisis hay que ir al frente y no esconderse. La gente tiene que sentir que hay un lugar para asistir. Yo estoy muy desazonado. Este es un sector de valores. No se puede desmoralizar de esta manera a los que trabajan en salud. Ayer tuve mucho dolor y mucha tristeza.
ED: ¿Cuánto tiene que ver la impronta del Gobierno con esta decisión?
GG: Este cambio es una agresión. Hay gente que depende de algún programa de previsión. Hay un poco de inoperancia. Este Gobierno combina dos factores: por un lado una insensibilidad importante, y por otro lado, una incapacidad de gobernar y de gestionar. Un gobierno que vendió que la gestión era su mayor patrimonio ha demostrado hace tiempo que son pésimos en gestión. Rompieron cualquier mística, le hacen sentir a los empleados que son unos miserables. Hicieron la combinación perfecta para dañar al Estado como máquina de dar respuesta a la sociedad.
ED: Por tu experiencia, ¿cómo tomaste los cambios? ¿te imaginabas que podía suceder algo así?
GG: Sentí una tristeza. Esto es una construcción política. Yo soy un tipo que más allá de mi identidad política pertenezco a la salud. Yo siento una doble agresión: la conceptual y, por otro lado, lo que tiene que ver con la propia historia. Es horrible. No se cansan de empeorar, de degradar, de devaluar. Si el patrimonio de un país es el capital humano, están devaluando el principal patrimonio de un país diciendo que la salud no importa. Me siento mal. Estuve en el abrazo al ministerio y todo el mundo está desazonado.