Ganan los bonistas y hay crisis en el poder económico

29 de septiembre, 2018 | 12.46

La columna de Marcelo Bonelli el pasado viernes en el diario Clarín "Pelea de colosos de Wall Street y el FMI por la crisis argentina", refleja desde la cúpula dominante el conflicto existente entre los tenedores de bonos soberanos y los agentes económicos habituados a dolarizar sistemáticamente sus ganancias productivas y/o financieras, que concluyó con el triunfo transitorio de los primeros respaldados por las características de renovación del acuerdo con el organismo multilateral.

El anuncio del contenido del "memorandum de entendimiento" con el FMI, aún no aprobado por su Directorio, define un incremento del monto original de u$s 50.000 millones a u$s 57.100 millones y un adelantamiento de los desembolsos pautados en el cronograma original, programándose pagos de u$s 13.400 millones para lo que resta de este año, u$s 22.800 millones para 2019 y u$s 5.900 millones para 2020, completando de ese modo los u$s 42.100 millones remanentes (u$s 57.100 millones, menos los u$s 15.000 millones ya efectivizados en junio).

El FMI le asegura a Macri que no ingresará en "default"

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Este acuerdo constituye una victoria parcial del Gobierno, pues si bien logra un aumento en el monto de asistencia y una aceleración de los pagos, la condicionalidad del mismo implica garantizar el pago de la deuda contraída en estos años tanto en el destino de los recursos como en las duras condiciones impuestas a la política monetaria, fiscal y cambiaria.

El FMI le asegura a Macri que no ingresará en "default" hasta el fin de su mandato, pero le restringe la oferta de dólares a esa finalidad. Por ende, el agudo desequilibrio del sector externo debe ser corregido por un ajuste ortodoxo, léase recesión+devaluación, detonantes de conflictos sociales pero también de pujas del poder económico sobre la escuálida oferta de divisas.

De la primavera no se sale como se entra

El balance cambiario del Banco Central al 31 de agosto acumula un déficit de la Cuenta Corriente de u$s 10.192 millones y un salida de capitales del sector privado, financiero y no financiero, de u$s 29.619 millones. El desequilibrio en los primero ocho meses del año suma u$s 39.811 millones y con proyección de incrementarse, la capacidad para afrontarlo en el último trimestre del año depende de los u$s 13.400 millones acordados por el FMI y los u$s 49.600 millones de reservas en el BCRA.

Protesta social y tensión cambiaria dominaran el último trimestre del año

Sin duda el último trimestre de 2018 se convertirá en un escenario de conflictos de varias aristas. El primero, de carácter socioeconómico que involucrará a trabajadores formales e informales, sectores de ingresos medio y empresarios de distinto porte frente al programa de ajuste del Déficit Fiscal =0+Emisión Monetaria=0, que intentará enfriar al máximo la actividad. El segundo lo conformará la creciente tensión cambiaria entre los triunfantes tenedores de bonos soberanos que han hecho descender el riesgo país confiando en el FMI y el resto de los agentes económicos en procura de dolarizar sus ganancias. En el plano político estos conflictos se expresarán en el Congreso Nacional en torno a la discusión del Presupuesto 2019.

Protesta social y tensión cambiaria dominaran el último trimestre del año. El Gobierno redoblará su fuerzas represivas para asegurar el control de la calle pero también utilizará el amordazamiento mediático-judicial de los opositores más firmes y creíbles, en pos de estabilizar la economía con la recesión, pero garantizando el cumplimiento de las metas fondomonetaristas.

Es un Gobierno que no puede ofrecer nada venturoso, ni siquiera a futuro próximo. Como se dijo desde esta columna: de la primavera no se sale como se entra. En este derrotero, el Presidente puede angostar aún más sus apoyos deteriorando la alianza Cambiemos y la coalición empresaria que lo acompañó desde el inicio. Tal vez por eso afirmó ante Wall Street que estaba listo para competir por la re-elección. También desde la oposición política y social, la primavera servirá para galvanizar convicciones y acelerar uniones. La postura frente al Proyecto de Presupuesto 2019 y el acuerdo con el FMI que dispara un endeudamiento sin precedentes desde el 2001 serán un filtro del sitio que cada uno ocupe.