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En 2013, cuando Jorge Bergoglio ya era Francisco, el primer papa latinoamericano, expresó a la vuelta de una gira por Brasil: "¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales?" El Sumo Pontífice pidió "no marginar" a los gays, lo que muchos entendieron como un cambio radical de su época de Arzobispo de Buenos Aires, cuando fue uno de los principales opositores a la ley de matrimonio igualitario que se sancionó en Argentina en el año 2010.
En esta ocasión, el papa escribió una carta al presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la nueva evangelización, Rino Fisischella, en el que promueve el perdón para las mujeres que abortaron solo durante el Año Jubilar (entre el 8 de diciembre de 2015 y el 26 de noviembre de 2016). "He decidido conceder a todos los sacerdotes (...) la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos", sostuvo en la misiva Bergoglio. Allí no se hace referencia a los médicos que hayan realizado estas prácticas.
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En ningún caso hay cambios en torno a la postura de la Iglesia sobre estas cuestiones: ni permite el matrimonio entre personas del mismo sexo ni deja de considerar al aborto como un grave pecado que atenta contra la vida. En cambio, intenta mostrar una mayor apertura para "perdonar" y no rechazar de antemano a quienes no hayan seguido la doctrina oficial.
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