El FMI divulgó una nota donde pide una reducción de deuda considerable para Argentina, que va hasta los U$S 85.000 millones. Fue en su análisis sobre la situación del país, en el que alertó por el peligro del coronavirus y proyectó un saneamiento de las cuentas públicas atado a la reestructuración.
A través de un documento, el Fondo aseguró que restablecer la sostenibilidad con alta probabilidad de la deuda pública “requerirá de una decisiva operación de deuda, con una contribución apreciable por parte de los acreedores privados, que reduzca el nivel de deuda”. Y añadió: “El alivio de la deuda necesario debería reducir las necesidades de financiamiento bruto de Argentina a un promedio de alrededor del 5% del PIB, y no superior al 6 por ciento del PIB para cualquier año en el mediano y largo plazo”.
En ese sentido, prevé una “recuperación económica moderada, condicionada a que los efectos adversos de la pandemia del coronavirus se disipen hacia fines de este año, junto con un proceso gradual de desinflación y consolidación fiscal a mediano plazo”.
“Específicamente, después de una moderada expansión fiscal para hacer frente a los efectos de la pandemia, el marco macroeconómico prevé alcanzar un superávit fiscal primario del 0,8 por ciento del PIB para 2023, aumentando a aproximadamente 1,3 por ciento en el largo plazo, consistente con el mantenimiento de superávits comerciales y una mejora de la cobertura de reservas internacionales. El equipo técnico cree que se puede desarrollar e implementar un conjunto de políticas para lograr este escenario”, analizó y proyectó el organismo.
Asimismo, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva subrayó que “el alivio en el servicio de la deuda en moneda extranjera necesario oscila entre U$S 55 y U$S 85 mil millones durante la próxima década”.
Para el Fondo, cualquier reestructuración deberá reconocer que “prácticamente no hay margen el servicio de la deuda en moneda extranjera en el corto y mediano plazo”. Además, indicó que es “evidente que la calibración final de estos parámetros de reestructuración de la deuda también deben garantizar que las necesidades de financiamiento bruto permanezcan en niveles manejables y que el cociente de deuda / PIB se mantenga estable más allá de 2030”.