Lo definió la CAME como un "fin de semana modesto", con "movimiento muy heterogéneo" y "pocas ventas". Según el relevamiento de esta institución, "en 40 de las principales ciudades turísticas del país, las ventas minoristas vinculadas al sector fueron muy bajas, porque incluso en aquellas localidades con más movimiento, la gente controló excesivamente sus gastos".
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Hubo duros cuestionamientos a las políticas económicas del Gobierno. La CAME afirmó: "El menor poder adquisitivo de las familias y el encarecimiento de los costos de hospedajes, pasajes, combustibles, y alimentos, frenó muchos viajes". Y revela que en la Costa apenas hubo una ocupación hotelera promedio de 60%.
Y destacó: "Hubo menos movimiento turístico que en otros feriados de igual longitud, pocas ventas, menos días de permanencia y en general las familias tomaron sus decisiones de viaje sobre la marcha y más en función de visitar a parientes que viven en otras ciudades que del paseo en sí mismo".
En el comunicado, la Cámara criticó el apoyo del Presidente a este feriado por las ventas del Día del Padre. "Las compras del Día del Padre le restaron fuerza al turismo, porque es una fecha donde las familias hacen regalos importantes o se reúnen a comer en familia. Pero como también el turismo le restó fuerza a los comercios para "ese" día especial, los empresarios que se preparan cada año para la ocasión decidieron mantenerse abiertos el viernes 17 y el domingo 19", afirma.