Este jueves 2 de mayo, los nueve imputados que llegaron a juicio oral en Rosario por la desaparición y el aborto no consentido al que fue sometida Paula Perassi, desaparecida hace siete años en la ciudad santafesina de San Lorenzo, fueron absueltos por un tribunal que dispuso su inmediata libertad, según informó Télam.
Perassi, en ese entonces tenía 36 años, está desaparecida desde el 18 de septiembre del año 2011. La sospecha sobre la que se basó el juicio era que su amante la obligó a realizarse un abortoy que murió en la casa de una partera del cordón industrial del Gran Rosario. Sus restos, sin embargo, nunca fueron hallados.
Gabriel Strumia, el empresario metalúrgico, amante de la mujer; su esposa, Roxana Michl; el chofer y mano derecha del hombre, Antonio Díaz; y Mirtha Rusñisky, quien estaba sindicada como la que le practicó aborto clandestino. Los cuatro estaban acusados de los delitos de "privación ilegítima de la libertad y aborto no consentido seguido de muerte" de Perassi.
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También estaban acusados al comisario Adolfo Puyol y a los policíasJ Gabriel Godoy, Jorge Krenz, Aldo Gómez y María José Galtelli, por "encubrimiento agravado". Es decir, por desviar la investigación.
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Según la hipótesis de la Justicia, Paula Perassi salió de su casa cerca de las 22, el domingo 18 de septiembre de 2011. La joven había recibido un llamado a su celular desde una cabina de teléfono, en donde le pedían que fuera a buscar la tarea para uno de sus dos hijos.
Para la fiscal, la persona detrás de esa conversación era el propio Strumia, que estaba decidido a obligar a su amante a abortar, ya que no quería ninguna complicación en su matrimonio.
Con la ayuda de su esposa y su chofer, el empresario habría secuestrado a Paula en la puerta de su casa y la habría llevado a la fuerza a la casa de la partera Mirtha Ruñisky, en donde interrumpieron el embarazo. Sin embargo, durante esa intervención, la víctima habría muerto.
En el juicio declararon 180 testigos. En diversas oportunidades, la familia de Paula se acercó a las puertas de los tribunales locales para exigir justicia por su hija. El padre de la víctima, Alberto Perassi, sufrió varios ataques intimidatorios a lo largo de la investigación, a tal punto que siempre lleva puesto un chaleco antibalas en sus apariciones públicas.