El golpe de Estado en Bolivia, que tiene como objetivo la destitución de Evo Morales, entró en una nueva fase. Tras el desconocimiento del resultado electoral, el plan golpista gira en torno a los movimientos de Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Pro Santa Cruz, que está hace varios días instalado en La Paz para organizar los nuevos pasos de la estrategia destituyente. Según pudo reconstruir El Destape, ya está en marcha la movilización de grupos de choque armados que hace 10 días asolan varios departamentos de Bolivia y que quieren concentrar en La Paz para culminar el golpe y lograr la renuncia de Evo. El presidente boliviano llamó a los movimientos sociales y sindicales a resistir el golpe mientras aguarda que concluya la auditoría electoral que lleva adelante la Organización de Estados Americanos (OEA), institución que hizo su parte dentro de este proceso destituyente pero que aún así tendrá un rol central en su desenlace.
“La oposición denuncia fraude pero no presenta ninguna prueba de ese supuesto fraude ni presenta esa denuncia ante la OEA, que está haciendo la auditoría. Siguen sin presentar ninguna prueba pero rechazan la auditoría de la OEA. Cuando uno denuncia fraude lo primero que pide es una auditoría de un organismo independiente. Esto demuestra que solo quieren una salida violenta y la renuncia de Evo, lo que es un golpe de Estado”, explicó Gabriela Montaño, actual ministra de Salud y ex presidenta del Senado boliviano a El Destape.
El golpe de Estado fue denunciado por el reelecto presidente Evo Morales hace dos semanas, apenas se conoció el resultado electoral que le dio la victoria en primera vuelta. Sabía de lo que hablaba. Desde entonces, sectores de la oposición boliviana basados en el empresariado más concentrado y apoyados una vez más por Estados Unidos y la prensa hegemónica continental han desplegado una estrategia que, por las distintas evidencias que se conocieron, parece a todas luces preconcebida fuera cual fuera el el final del escrutinio que le dio la reelección a Evo.
La presencia del golpista Camacho en La Paz no es casual. En 2008, los mismos sectores de lo que se conoce como la medialuna boliviana (que abarca los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija) lanzaron un golpe secesionista. Fracasaron pero aprendieron algo: el ring donde se juega el destino de Bolivia es en La Paz y allí está instalado Camacho.
Camacho hizo un primer viaje a La Paz el martes pasado. Llevaba una carta de renuncia para que Evo la firmara, pero su presencia fue rechazada en el mismo aeropuerto de El Alto por movimientos sociales, campesinos y trabajadores. Se fue con la promesa de volver y lo hizo, en esta nueva oportunidad con las garantías del Gobierno boliviano para que pudiera salir de aeropuerto para entregar su carta. “Ellos quieren denunciar que no hay libre tránsito, pero Gobierno le garantizó que salga del aeropuerto y llegue a La Paz”, contó la ministra Montaño.
Sin embargo, en lugar de entregar su carta, Camacho empezó a ganar tiempo. El objetivo: que los grupos de choque que hace más de 10 días bloquean Santa Cruz y operan en Cochabamba y otros puntos de Bolivia lleguen a La Paz. Camacho exige entregar la carta en mano a Evo en el momento en que los comandos violentos ya estén en La Paz.
“Todos lo grupos de violencia que operan en Cochabamba y Santa Cruz los están trasladando a La Paz, con el pretexto de Camacho de entregar una carta al presidente Evo Morales”, explicó a El Destape la ministra Montaño. En Cochabama fue donde ocurrió la imagen que recorrió el mundo, donde grupos civiles secuestraron a Patricia Arce, alcaldesa de Vinto. “Se tuvo que negociar para que la devuelvan con vida”, reveló la ministra Montaño a El Destape.
En Santa Cruz, que es el epicentro golpista, la situación es aún más grave. El ariete de toda la maniobra es el Comité Pro Santa Cruz, organización que data de 1950 y que pregona el “Gobierno moral de los cruceños”. Camacho, punta de lanza del golpe contra Evo, preside el Comité Pro Santa Cruz. Su retórica discursiva sigue el guión de lo que en Argentina se conoció como grieta. Acusa a Evo Morales de dividir a los bolivianos, de generar enfrentamientos, incluso lo trata de racista. Lo cierto es que aún en Santa Cruz, donde Evo no tuvo los mejores resultados electorales, a Camacho le costó sostener lo que llamó un paro cívico. Las razones son varias, pero se resumen en que una cuestión es que el departamento más rico de Bolivia no apoye al presidente reelecto y otra es paralizarlo para forzar su renuncia. Ante esta situación, Camacho y su Comité recurrieron a bloqueos callejeros donde detuvieron personas, les pidieron documentos e incluso les revisaron sus teléfonos y redes sociales para identificar su posición política. Si apoyaban a Evo, había consecuencias. “Camacho es el ala más fascista y racista de la oposición, está intentando trasladar a La Paz la violencia que se generó en Santa Cruz para el acatamiento del paro cívico”, sintetiza la ministra Montaño, oriunda de Santa Cruz.
La misma ministra Montaño fue víctima de la violencia destituyente, cuando comandos civiles destrozaron el frente de su casa en La Paz, tal como informó El Destape. Este acto muestra una nueva pista respecto a los ideólogos del golpe. “El teléfono desde el cuál se publica la dirección de mi casa es de un tipo que es sobrino de Goñí (ex presidente Gonzalo Sánchez de Losada), hermano de un ex ministro de Carlos Mesa y ha sido funcionario en la Embajada de EEUU hasta febrero de este año”, denunció Montaño, quien detalló: “Se llama Julio Pereira Sánchez Bustamente, tiene todos esos vínculos. Yo lo denuncié y él salió a decir que acepta que es su teléfono pero él no está acosando autoridades y le echó la culpa a su hijo. De una cobardía….”
El nexo con Estado Unidos apareció también en 16 audios que se publicaron en el portal ATB Digital. “En medio de la actual crisis política surgieron unos dieciséis audios de conversaciones donde se escucha a dirigentes cívicos, políticos y militares en servicio pasivo, en un plan de agitación social, antes y después de las elecciones generales, con el propósito de evitar la continuidad del presidente Evo Morales, según publicaciones en medios digitales”, publicó ATB Digital. El mismo portal detalló: “En esos audios se identifica a la activista Mirian Pereira quien cita a Juan Flores, a su asesor Alex Brañez, Oscar Robles por un viaje a Estados Unidos para reunirse con Carlos Sánchez Berzaín y concretar un financiamiento de medio de millón de dólares para gastos de movilización”. A su vez, informaron que “en uno de los audios se escucha a Manfred Reyes Villa (ex candidato presidencial) en una conversación con personas que no pudieron ser identificadas, a quienes les recuerda que hay un compromiso de los senadores estadounidenses Marco Rubio, Bob Menéndez y Ted Cruz para promover sanciones económicas contra Bolivia, si acaso Evo Morales permanece en el Palacio de Gobierno”.
Los medios alineados con la estrategia continental norteamericana hicieron lo suyo. La CNN, por ejemplo, exalta a Camacho como un “lider opositor” que da un “últimátum” a Evo Morales. Desde Argentina, Infobae lo trata de dirigente opositor. Solo basta imaginar como tratarían a cualquier ciudadano de sus países de origen que se parara frente a un micrófono para exigir la renuncia de sus presidentes mientras se despliegan comandos civiles violentos para comprender que lejos de brindar información esos medios son parte esencial del proceso destituyente.
Camacho desconoce incluso la auditoría que realiza la OEA y pide la renuncia de Evo, de los miembros del Tribunal Electoral, que Evo no pueda participar de nuevas elecciones y que estas nuevas elecciones se convoquen antes del 15 de diciembre. Si en un principio dijo que apoyaba al derrotado Carlos Mesa, luego le advirtió que ya había pasado su momento. “Camacho, que primero dijo que si el Tribunal Supremo Electoral no llamaba a una segunda vuelta él iba a nombrar a Mesa como presidente ahora le dice a Mesa que ya tuvo la oportunidad de unirse al pueblo y la desperdició”, resumió la ministra Montaño, que a su vez planteó que “hay una importante cantidad del voto de Mesa que no está de acuerdo con un golpe de Estado ni con pedirle la renuncia a Evo